La medicina àrabe reflejo de la griega

Cuando se profundiza en el estudio de la medicina árabe, se percibe que ella es reflejo de la medicina griega, estudiada por los árabes en las traducciones sirias. El mismo Mahoma y el célebre Abubeker tenían en la meca relaciones de amistad con los médicos que habían frecuentado la escuela griega. Luego de la conquista de Alejandro Magno, todo el Oriente se helenizó y los árabes comenzaron a usar hasta su idioma. El país, lleno de fiebres de todo género, disentería, peste y de enfermedades ulcerosas de la piel y la vista, ofrecía un gran campo para el estudio y la práctica de la medicina. Soñadores, fanáticos y supersticiosos por los milagros alquimistas, los médicos árabes se ocupaban de ella con una exageración tal, que el mismo Avicena, quien vivió durante el siglo de oro de la historia de los árabes, los combatió y les llamó fabricantes de frases mentirosas.

La medicina árabe fue pues de inicio ciencia de importación y sólo fue verdadera ciencia después de la conquista de Egipto por Omar. Por otra parte, el prejuicio del islamismo, que prohibía la práctica de la autopsia y sólo permitía el estudio en el esqueleto, impidió a la medicina progresar en el camino de la verdad. Albucaris, quien estudió cadáveres de animales, contribuyó con ello al conocimiento parcial del cuerpo humano. Abdalatif recomendó no limitar el estudio de la medicina a los libros y que éste se hiciese en los cadáveres, además de corregir algunos errores de Galeno. Hassar, otro ilustre médico árabe, llevó a cabo notables estudios de la anatomía del ojo, mientras Dschibrail fue el primero que tuvo la idea de curar los ataques apopléticos con la sangría para modificar la hidráulica del cerebro.

Un famoso centro de estudios fue Bagdad, donde había una Universidad a cuyo colegio médico asistían muchos estudiantes. Otras Universidades se ubicaban en Damasco, Túnez, Marruecos y Cafa. Además, en muchas mezquitas funcionaban colegios particulares de medicina.

La primera obra conocida que trata acerca de la viruela (consta de 30 tomos), es a su vez la obra más antigua de la medicina árabe.

La farmacia debe a la ciencia árabe el uso del maná, del ruibarbo, de la casia, del almizcle, del alcanfor y del ámbar. Los rudimentos de la química, el alambique, la destilación de alcoholes, ácidos y álcalis, así como las propiedades curativas del mercurio se deben también a los árabes. Avicena descubrió el uso del arsénico en medicina y la práctica del clister, aceptados enseguida por los médicos españoles, franceses, alemanes e italianos.

La litotricia o extracción de los cálculos de la vejiga, fue descrita y perfeccionada por los médicos árabes. Abulater, autor de 200 obras, describió por primera vez la viruela y Abumerón, Abenzoar y Abulcatén fueron sobresalientes oculistas.

La falta de originalidad de la ciencia médica árabe se atribuye a Mahoma, quien en su Corán reprimió el estudio de la medicina y la cirugía, al denunciar de impuro a todo aquel que tocase un cadáver. De ahí que en esta civilización le faltasen a la medicina los fundamentos para su estudio y perfeccionamiento.

Sin embargo, negar todo su mérito y su influencia benéfica, sería lo mismo que desestimar la magnificencia de su arte.

A pesar de que el islamismo prohibió la reproducción de los seres vivos a través de la pintura y la escultura, no hay duda de los primores legados por la civilización árabe en dibujos y tallas admirables. Aun cuando nunca se ve en ellos una figura humana reproducida, no se puede negar que dejaron reliquias de gusto exquisito y refinado en su arquitectura.

Conviene pues no exagerar las cosas ni en pro ni en contra. Si bien la base de la medicina árabe radica en los conocimientos griegos, son indudables los grandes pasos dados en esta ciencia por los pueblos de esta región, no obstante lo difícil que resultaba para los médicos el estudio del cuerpo humano por las razones ya apuntadas. En la espera de que ello se sepa comprender y valorar, se ha escrito este pedacito de historia.w