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Bienvenido a QUMRÁN‚Si a un servidor se le da responsabilidad sobre otra gente y muere habiéndolos traicionado, Dios le prohibirá el Paraíso‛ (Muslim). " ‚Quien mate a un creyente intencionadamente será castigado con el Infierno eterno. Incurrirá en la ira de Dios, lo maldecirá y le tendrá reservado un castigo terrible‛ (Corán 4:93) There will be no world-wide peace without peace between the religions, will be no peace between the religions "Καλωσορίστε σε QUMRÁN....¡. Somos una fuente de información con formato y estilo diferente‚Ciertamente, el màs amado para Dios y el màs cercano a Él en el Día de la Retribución, será el gobernante justo. Y ciertamente la persona más detestable en el Día de la Resurrección y el que recibirá el castigo más severo, será el tirano‛ (at-Tirmidhi)Es evidente que, impresionantes números de personas mueren repetidamente cuando depositan su confianza en mentiras y mentirosos. Y casi siempre los mentirosos en el poder se encuentran en situaciones difíciles como consecuencia de su gran caso omiso de los hechos,Laura Knight-Jadczyk .

viernes, marzo 14, 2008

Dios a creado el cuerpo humano a partir de una "gota de fluido"

"El ser humano"
La creación en el útero o matriz
Si la persona no usa el sentido común y se pregunta, ¿cómo apareció la vida?, adoptará una posición ilógica diciéndose, ¡¡apareció de un modo u otro!!. Con ese razonamiento se empieza a llevar una vida en la que no se prestará ninguna atención a ese tipo de preguntas o cuestiones. Sin embargo, una persona con sentido común debería pensar cómo fue creada y determinar, en consecuencia, el sentido de la vida. No debe temer, como le ocurre a algunos, llegar a la conclusión de que fue "creado". Quienes temen reconocer que fueron creados es porque no desean verse obligados en nada frente al Creador, no quieren "deberle nada" al Creador. Y en los casos que reconocen que han sido creados, no quieren cambiar el estilo de vida, los hábitos e ideología que poseen. Por lo tanto, huyen de la obediencia a su Creador. Quienes niegan a Dios y quienes "negaron injusta y altivamente (Sus signos) a pesar de estar convencidos de ellos" (27:14), como los describe el Corán, adoptan esa actitud psicológica. Por otra parte, una persona que justiprecia la vida con sabiduría y sentido común, no sentirá o percibirá otra cosa más que los signos de la creación de Dios. Reconocerá que su existencia depende de la cooperación de miles de sistemas complicados, a ninguno de los cuales inventa o controla. Entenderá que es "creada" y, al conocer a su Creador, intentará comprender el propósito para el que El la "creó". Para cualquiera que busque comprender el sentido de la creación de Dios, hay un libro guía: el Corán, el cual fue enviado por el Creador a todos los seres humanos en la tierra. Que el fenómeno de la creación tenga lugar precisamente como lo describe el Corán, acarrea designios significativos para las personas de entendimiento. Las páginas que siguen incluyen información diversa para los que poseen juicio y sentido común, muestran como "fueron creados" y la maravilla de esa creación. La historia de la creación del ser humano se inicia en dos sitios distintos, muy lejos uno del otro. El ser humano se encamina a la vida por medio de la unión de dos substancias separadas, presentes en los cuerpos de hombres y mujeres, creadas de manera totalmente independiente y, no obstante, en perfecta armonía. Es cierto que el esperma no es producido en el cuerpo del hombre por medio de la voluntad y control del hombre, así como tampoco se forma el huevo en el cuerpo femenino por medio del control y voluntad de la mujer. En realidad, ni siquiera son conscientes de que se produce eso. Nosotros os creamos. ¿Por qué, pues, no aceptáis? Y ¿qué os parece el semen que eyaculáis? ¿Lo creáis vosotros o somos Nosotros los creadores? (C. 56:57-59) Es obvio que ambas sustancias, la que proviene del hombre y la que proviene de la mujer, son creadas en armonía entre sí. La creación de esas dos substancias, su unión y transformación en un nuevo ser humano son, realmente, grandes milagros. Los testículos y el esperma El esperma, que constituye el primer paso en la creación de un nuevo ser humano, se produce "fuera" del cuerpo del hombre. El motivo de ello es que su producción es posible solamente en un medio dos grados más frío que la temperatura normal del cuerpo. Con el objeto de mantener la temperatura en ese nivel, los testículos cuentan con una piel especial. Se encoge cuando hace frío y se expande cuando hace calor, manteniendo una temperatura constante. ¿Es el propio hombre el que "regula" y arregla este delicado equilibrio? Por cierto que no. Ni siquiera es consciente de ello. Quienes resisten reconocer el hecho de la creación pueden decir solamente que se trata de "una función compleja del cuerpo humano". Pero esa definición no es más que un "simple nombre". Los espermatozoides, producidos en los testículos en una proporción de mil por minuto, tienen un diseño especial para que viajen al ovario de la mujer, viaje que realizan como si "conociesen" el lugar. El espermatozoide se compone de una cabeza, un cuello y una cola. La cola le ayuda a moverse en el útero como un pez. La cabeza, que contiene una parte del código genético del bebé, está cubierta con un escudo protector especial. La función de ese escudo se manifiesta al entrar al útero de la madre. Allí el medio ambiente es muy ácido. Está claro que el espermatozoide fue cubierto con ese escudo protector por "alguien" que es consciente de la acidez mencionada. (El propósito de ese medio ácido es proteger a la madre de los microbios). En el útero no se eyaculan solamente millones de espermatozoides. El semen (esperma) es una mezcla de varios tipos de fluidos. El Corán subraya esto. ¿Ha pasado el hombre por un período de tiempo en que no era nada digno de mención? Hemos creado al hombre de una gota, de ingredientes, para ponerle a prueba. Le hemos dado el oído, la vista. (C. 76:1-2) Esos fluidos dentro del semen contienen azúcar, que provee la energía que necesita el espermatozoide. Además, su composición básica tiene varias funciones, como ser la de neutralizar los ácidos a la entrada del útero de la madre y el mantener fluido el medio para que los espermatozoides se deslicen. (Aquí vemos nuevamente que las dos existencias independientes son creadas en armonía mutua). El espermatozoide hace un viaje difícil dentro del cuerpo de la mujer, hasta que alcanza el óvulo. Independientemente de lo que se esforzaron y lucharon, al óvulo solamente llegan mil espermatozoides de los 200-300 millones que empezaron la carrera. El Ovulo En tanto que el espermatozoide está diseñado en consonancia con el óvulo, éste, por otra parte, está preparado para ser la semilla de la vida en un medio totalmente distinto. La mujer no percibe que, en primer lugar, un óvulo maduro es dejado en la cavidad abdominal y luego es asido en los brazos colocados al final de los apéndices en el útero, llamados trompas de falopio. El óvulo después empieza a avanzar con la ayuda de los pelitos al interior de la trompa de falopio. El tamaño del óvulo es la mitad de una partícula de sal. Es en la trompa de falopio donde se encuentran el óvulo y el espermatozoide. El óvulo empieza a secretar un fluido especial, con la ayuda del cual el espermatozoide lo ubica. Debemos tener presente que cuando decimos que el óvulo "comienza a secretar" no estamos hablando de una persona o ser consciente. No se puede explicar por medio de la coincidencia casual que una masa de proteínas "decida" ese acto "por sí misma", y luego "prepare" y secrete un compuesto químico para atraer al espermatozoide. Allí opera, evidentemente, un designio. En resumen, el sistema de reproducción del cuerpo está diseñado para unir el óvulo y el espermatozoide. Esto significa que el sistema reproductor femenino está creado en concordancia con las necesidades de los espermatozoides y éstos son creados de acuerdo con las necesidades del medio dentro del cuerpo de la mujer. Encuentro del espermatozoide y el óvulo Cuando el espermatozoide se aproxima más al óvulo que va a fertilizar, éste "decide" secretar un fluido especial que disuelve el "escudo" protector que posee el primero. A continuación la enzima solvente en el extremo del espermatozoide pasa a actuar y perfora la membrana del óvulo, lo cual permite entrar al espermatozoide. Todos los espermatozoides alrededor del óvulo pugnan por entrar, pero generalmente sólo uno lo fertiliza. El versículo coránico que describe esta etapa es muy interesante. Se dice que el ser humano está hecho de un fluido, es decir, el semen. Luego, ha establecido su descendencia de un extracto, de líquido poco apreciado.(C. 32:8) Como nos informa el versículo, no es el propio fluido que lleva los espermatozoides el que fertiliza el óvulo, sino solamente un "extracto" del mismo. Solamente un espermatozoide de ese conjunto es el agente fertilizador. Y además, ese papel lo cumplen los cromosomas, que son un "extracto" del espermatozoide. Luego que el óvulo permite entrar a un espermatozoide, no deja que entre ningún otro. Ello se debe a que el campo eléctrico que se forma alrededor está cargado negativamente, y apenas entra el espermatozoide se vuelve positivo. Por lo tanto el óvulo fecundado empieza a repeler a los espermatozoides que están en el exterior, pues tienen la misma carga eléctrica. Esto significa que las cargas eléctricas de ambas sustancias, formadas independiente y separadamente una de otra, también están en concordancia entre sí. Finalmente, el ADN en el espermatozoide y el ADN en el óvulo, se combinan. Ahora está puesta la primera semilla, la primera célula de un nuevo ser humano en la matriz de la mujer: el cigoto. El coagulo cuelga en el útero... Cuando el espermatozoide se une con el óvulo como se describió antes, queda constituida la esencia del bebé que nacerá. Esta célula conocida como "cigoto", comenzará a crecer inmediatamente por división y eventualmente se convertirá en "un pedazo de carne". Sin embargo, el cigoto no pasa su periodo de desarrollo en el vacío. Se adhiere al útero como las raíces que se fijan firmemente en la tierra por medio de sus zarcillos. A través de ese vínculo el cigoto puede obtener del cuerpo de la madre la substancia esencial para su desarrollo. Es evidente que hace catorce siglos nadie podía conocer este detalle, al no poseer un entendimiento cabal de la fisiología. Es muy interesante que Dios, en el Corán, siempre se refiere al desarrollo del cigoto en la matriz de la madre como un "coágulo de sangre": ¡Recita en el nombre de tu Señor, Que ha creado, ha creado al hombre de sangre coagulada! ¡Recita! Tu Señor es el Munífico (C. 96:1-3) ¿Cree el hombre que no van a ocuparse de él? ¿No fue una gota de esperma eyaculada y, luego, un coágulo de sangre. Él lo creó y le dio forma armoniosa. E hizo de él una pareja: varón y hembra. (C. 75:36-39). En árabe, el sentido de "coágulo de sangre" es: "algo que cuelga de un lugar". El término es usado literalmente para describir la sanguijuela que se adhiere al cuerpo para absorber sangre. Resulta obvio que es el mejor término posible para describir el cigoto que se adhiere a la pared del útero y absorbe allí su sustento. El Corán nos revela más acerca del cigoto. Éste, luego de adherirse al útero perfectamente, empieza a desarrollarse. Entretanto el útero de la madre se llena con un fluido llamado "líquido amniótico", el cual rodea el cigoto. La función más importante de ese líquido en que se desarrollará el bebé, es protegerlo de los golpes provenientes del exterior. En el Corán se revela este hecho así: ¿No os hemos creado de un líquido poco apreciado, que hemos depositado en un receptáculo seguro? (C. 77:20-21) Toda esto que se comunica acerca de la formación del ser humano en el Corán demuestra que éste proviene de una fuente que conoce el suceso hasta en sus más mínimos detalles. Y ello prueba que el Corán es la palabra de Dios. Por otro lado, el embrión que se veía previamente como un gel, se transforma para darle al cuerpo la posibilidad de ponerse vertical. Las células, que al principio eran todas iguales, empiezan a especializarse: unas forman los ojos con sensibilidad a la luz; otras los nervios con sensibilidad al calor y al frío; algunas más se hacen sensibles a las vibraciones o sonidos. ¿Esas diferenciaciones las deciden las células por sí mismas? ¿Deciden por sí mismas formar el corazón o el ojo y luego pasan a desarrollar esa tarea increíble? ¿O será que son creadas para cumplir con esos propósitos?. La sabiduría, el sentido común, el intelecto y el alma se avienen al último criterio. Al fin de ese proceso el bebé completa el desarrollo en la matriz de la madre y es traído al mundo. Ahora es cien millones de veces más grande y 6 billones de veces más pesado que como era al inicio... Esta es la historia de nuestro primer paso a la vida. ¿Qué puede ser más importante para un ser humano que el descubrir el propósito de esa creación tan asombrosa? Es ilógico pensar que todas esas funciones complicadas ocurran "por su propia voluntad". Nadie tiene el poder para crearse a sí mismo, a otra persona o cualquier otro objeto. Es Dios quien crea todo lo descrito hasta ahora, en cada uno de sus pasos, en cada etapa, en cada instante. Dios os ha creado de tierra; luego, de una gota; luego hizo de vosotros parejas. Ninguna hembra concibe o pare sin que El lo sepa. Nadie muere a edad avanzada o prematura que no esté eso en una Escritura. Es cosa fácil para Dios. (C. 35:11) "Una gota de esperma" que se transforma en un ser humano, nos da un cuerpo con millones de delicados equilibrios. Aunque no seamos conscientes, existen mecanismos extraordinariamente complejos y delicados que nos ayudan a sobrevivir. Todos esos sistemas son diseñados y operados por Dios, el único Dueño, Creador y Señor del ser humano, para que éste comprenda que "es hecho". El ser humano es una existencia creada por Dios. Y puesto que es creado, no va a ser "dejado sin control (hecho sin un propósito)". La leche materna El alimento de un nuevo ser humano --ser que se ha desarrollado a partir de la conjunción de un espermatozoide y un óvulo y una sucesiva transformación que da finalmente nacimiento al bebé-- es un milagro en sí mismo. La leche materna es el mejor nutriente posible, y no se produce con la ayuda de la madre ni de ninguna otra persona. Gracias a las substancias que la componen, es una fuente alimenticia excelente para el recién nacido, y también aumenta la resistencia del bebé y de la madre a las enfermedades. Los médicos están de acuerdo que el alimento artificial debería usarse solamente si la leche de la madre no es adecuada. Los recién nacidos deberían ser alimentados con la leche materna, especialmente durante los primeros meses de vida. Veamos ahora algunas características de esa leche. - El aspecto más interesante es que su concentración se modifica según las fases del desarrollo del bebé. La cantidad de calorías y el contenido de alimento se modifican en función de si el alumbramiento fue prematuro o normal. Si fue prematuro, la concentración de grasa y proteína es más alta porque el bebé necesita más calorías. - Los elementos del sistema inmune que necesita el bebé, como los anticuerpos o células defensivas, le son suministrados ya listos por medio de la leche materna. Esos elementos, como soldados profesionales, defienden el cuerpo del bebé --al que no pertenecen-- y lo protegen de sus enemigos. - Es bactericida. Aunque las bacterias aparecen en la leche común (de vaca) si es dejada a temperatura ambiente durante seis horas, no se presentan en la leche materna durante el mismo período de tiempo. - Protege al bebé de la arteriosclerosis. - Es rápidamente digerida por el bebé. Sabemos que ninguno de los alimentos artificiales para bebés, producidos en los laboratorios modernos por dietistas expertos, es tan provechoso como la leche materna natural. ¿Quién produjo esa leche del bebé en el cuerpo de la madre --aunque ella misma es inconsciente de su producción-- que es superior a la producida en condiciones de laboratorio? Queda muy claro que la leche materna es producida por el Creador para el bebé, quien necesita de ella... Los mecanismos en nuestro cuerpo Dios nos dice en muchos versículos del Corán que prestemos atención a la creación del ser humano y nos invita a reflexionar sobre cómo fue creado. ¡Hombre! ¿Qué es lo que te ha engañado acerca de tu noble Señor, Que te ha creado, dado forma y disposición armoniosas, Que te ha formado del modo que ha querido? (C. 82:6-8) El ser humano es una de las existencias con los sistemas más excelentes, sofisticados y asombrosos en la naturaleza, moldeado proporcionadamente por Dios. El cuerpo humano es una cantidad de carne y hueso de unos 60 - 70 kilogramos de peso. Como se sabe, la carne es uno de los materiales más delicados en la naturaleza. A la intemperie se descompone en un par de horas, se llena de gusanos y pasa a tener un olor insoportable a los pocos días. Esa sustancia endeble constituye una gran parte del cuerpo humano. Sin embargo, se mantiene sin estropearse ni carcomerse durante 70 - 80 años gracias a la circulación sanguínea que la alimenta y gracias a la piel que la protege de las bacterias externas. Por otra parte, las habilidades del cuerpo son grandiosas. Cada uno de los cinco sentidos es un milagro. El ser humano pasa a conocer el mundo exterior a través de esos sentidos y lleva una vida tranquila gracias a la integridad de los mismos. Los detalles que se observan al investigar los sentidos de la visión, del olfato, del tacto, de la audición y del gusto, y el diseño de todos ellos con una perfección total, son, cada uno, parte de las evidencias que prueban la existencia del Creador. Las estructuras milagrosas que encierra el cuerpo humano no se limitan a los cinco sentidos. Cada uno de los órganos que facilitan nuestra vida es un milagro en sí mismo. Y su funcionamiento en conjunto cubre nuestras necesidades. Imaginémonos lo difícil que nos sería la vida si fuésemos creados sin manos. ¿Cuál sería la situación si no tuviésemos piernas o si el cuerpo estuviese cubierto de espinas, escamas o un caparazón duro en vez de piel? Además, los sistemas complejos en el cuerpo humano --como el de la respiración y la alimentación, los mecanismos de reproducción y defensa, y su propia estética-- son, cada uno por separado, maravillosos. Como vimos, en el cuerpo humano hay muchos equilibrios delicados. La perfecta relación de los sistemas totalmente interdependientes, capacitan al ser humano para llevar a cabo sus funciones vitales sin problemas. Por otra parte, todo eso lo hace sin ningún esfuerzo adicional o sin enfrentar ningún tipo de dificultades. La mayoría de las veces la persona ni siquiera es consciente de todo lo que sucede en su cuerpo: desconoce cuando se inicia y cuando finaliza la digestión estomacal, desconoce el ritmo del corazón, desconoce el transporte por parte de la sangre del material exactamente requerido al lugar concreto de su utilización, desconoce el funcionamiento de los sentidos de la visión y de la audición. En el cuerpo humano se ha establecido un sistema sin fallas que opera en consecuencia. Esta es la creación de Dios, Quien regula todos los asuntos de los cielos y de la tierra y de cuanto hay entre ellos. Dios crea todo, cada detalle y cada existencia que hay en el universo. El diseño que observamos, cuando examinamos minuciosamente el cuerpo humano, es evidencia de la unicidad y completitud del arte de la creación de Dios. Dios nos invita a que prestemos atención a la perfección del universo: Es (Dios) Quien ha creado siete cielos superpuestos. No ves ninguna contradicción en la creación del Compasivo. ¡Mira otra vez! ¿Adviertes alguna falla? Luego mira otras dos veces: tu mirada volverá a ti, cansada, agotada. (C. 67:3-4) Unos cuantos millones de delicados equilibrios en el cuerpo humano son como sigue: Los cinco sentidos están ordenados en completa coherencia con las necesidades humanas. Por ejemplo, el oído puede sentir las vibraciones sonoras que se encuentran solamente dentro de ciertos límites. En una primera observación podría parecer que escuchar dentro de un rango más extenso sería ventajoso. Sin embargo, los límites en la audición --llamado "umbral auditivo"-- están regulados con un propósito. Si tuviéramos oídos más sensibles tendríamos que soportar en todo momento muchos ruidos que van desde el latir del corazón hasta el crujir de los ácaros microscópicos en el suelo. La vida nos sería entonces irritante. Con el sentido del tacto ocurre lo mismo. Los nervios sensibles al tacto ubicados bajo la piel están hechos de manera perfecta y se encuentran en todo nuestro cuerpo. Los nervios se encuentran amontonados especialmente en las extremidades de los dedos, en los labios y en los órganos sexuales. Regiones de nuestro cuerpo comparativamente "menos importantes", como la espalda, tienen menos nervios. Esto es de gran ventaja para el ser humano. Imaginemos el caso contrario, es decir, que las puntas de los dedos sean muy poco sensibles y que la mayoría de los nervios se concentraran en la espalda. Indudablemente, esto sería muy irritante pues, por un lado, no podríamos usar las manos correctamente, en tanto que en la espalda se percibirían hasta las cosas más leves, como por ejemplo, los pliegues de la camisa. El desarrollo de los órganos es un ejemplo de "equilibrio delicado". Pensemos, por ejemplo, en el cabello y las pestañas. Aunque en definitiva se trata de "pelos", no crecen de la misma manera en el mismo período. Supongamos que las pestañas crecieran tan rápido como el cabello. Seguramente dificultarían la visión y perjudicarían a uno de los órganos más vitales. Las pestañas tienen un cierto largo que permanece constante. Si por cualquier problema, como por ejemplo, el haberse quemado, se acortan, vuelven a crecer hasta alcanzar su largo "ideal", deteniéndose allí. Incluso es muy importante la forma de las pestañas. Dado que tienen una suave ondulación hacia arriba, no restringen la visión y dan a los ojos un aspecto estético. Mientras crecen, son cubiertas por un aceite extraordinario secretado por glándulas específicas ubicadas en el borde de los párpados. A eso se debe que las pestañas no sean rectas y duras como un cepillo. Y en cada punto del cuerpo nos encontramos con esta "sutil o ingeniosa regulación". Este tipo de creación puntuada (intermitente), se revela, de modo sorprendente, en el bebe y en el adolescente. Por ejemplo, los huesos del cráneo del recién nacido son muy maleables y pueden, en una medida limitada, encimarse. Esa flexibilidad permite que el bebé asome la cabeza fuera del cuerpo de la madre sin dañarse. Si los huesos no tuviesen esa flexibilidad, podrían romperse durante el parto y lastimar severamente el cerebro del bebé. Todos los organismos del ser humano se desarrollan con la misma impecabilidad y armonía entre sí. Por ejemplo, cuando se desarrolla la cabeza, el cráneo crece junto con el cerebro. Si los huesos del cráneo se desarrollasen, comparativamente, más lentamente que el cerebro, comprimiría a éste y produciría enseguida la muerte del feto. El mismo equilibrio existe en otros órganos como el corazón, los pulmones, el tórax, los ojos y las cuencas de los ojos. Para poder ver el arte y el poder en la creación, conviene examinar las extraordinarias estructuras de nuestro cuerpo. Cada parte del mismo es más perfecta que las más avanzadas fábricas equipadas con tecnologías de punta y exhibe la creación sin par de Dios, a la vez que demuestra Su soberanía sobre todo el cuerpo. La digestión La saliva, que entra en juego al principio del proceso digestivo, humedece el alimento de modo que pueda ser masticado fácilmente por los dientes y pasar sin problemas al esófago. La saliva también es una substancia especializada para transformar el almidón en azúcar por medio de sus propiedades químicas. Pensemos lo que sucedería si no se secretara saliva en la boca. No seríamos capaces de comer nada sólido y tendríamos que alimentarnos con líquidos o cosas parecidas. En el sistema estomacal hay un equilibrio excelente. El alimento es disuelto por el ácido clorhídrico (HCl). Este ácido es tan fuerte que podría corroer o destruir incluso las paredes del estómago. Pero una solución llamada mucosidad, que se segrega durante la digestión, cubre las paredes del estómago y provee una protección excepcional contra los efectos desintegradores del ácido. Un error en la composición de la mucosidad podría desbaratar su función protectora. El ácido usado para la digestión, así como la mucosidad secretada para proteger al estómago, se integran perfectamente. Cuando el estómago está vacío, no se produce la secreción que fragmenta las proteínas de procedencia animal, como las de la carne. En realidad, la secreción está presente, aunque no como substancia con propiedades desintegradoras. Pero apenas entra al estómago alimento con proteínas, se segrega HCl y actúa como ya dijimos. En consecuencia, el estómago, constituido él mismo por proteínas, no es dañado por el HCl cuando está vacío. Es de advertir que la "teoría de la evolución" no puede explicar nunca la existencia de un sistema tan complejo porque defiende la idea de que las estructuras complejas que nos rodean se desarrollan gradualmente a partir de organismos primitivos, por medio de la acumulación (en el tiempo) de pequeñas estructuras mejoradas, una tras otra. Y eso es precisamente lo que no se produce. Es obvio que el sistema del estómago no pudo haberse desarrollado gradualmente, paso a paso. Incluso la ausencia de un solo factor en ese sistema haría colapsar el organismo. Será suficiente un ejemplo para comprender mejor la incoherencia de la teoría de la evolución. Un organismo que desgastara su propio estómago por medio del ácido que produce allí, destruiría primero ese órgano, padeciendo muchos dolores, y después destruiría los demás órganos. El organismo se moriría a causa de que se comería vivo a sí mismo. El líquido en el estómago adquiere la capacidad de fraccionar las proteínas después de una serie de reacciones químicas. Si hubiese un organismo, según el proceso de la teoría de la evolución, en el que no se pudiese llevar a cabo esa elaboración química, es decir, en el que el líquido dentro del estómago no pudiera fragmentar las proteínas, no sería capaz de digerir el alimento y eventualmente moriría con una masa de alimento sin digerir en el estómago. Veamos este asunto desde otro punto de vista. Las células del estómago producen el ácido allí. Estas células y otras de cualquier parte del cuerpo humano (por ejemplo, las células de los ojos), son células gemelas que pasan a existir en el proceso de división de la misma célula original en el útero de la madre. Además, ambas células tienen la misma información genética, lo cual significa que el banco de datos de ambas incluye la información genética de las proteínas que necesita el ojo y que hacen a la producción de ácido en el estómago. Sometiéndose a una orden que proviene de una fuente desconocida, las células del ojo utilizan la información que les corresponde, cosa que también hacen las células del estómago, y esas informaciones son tomadas de entre millones de "archivos". ¿Qué pasa si las células del ojo, que producen las proteínas que necesitan --por una razón que desconocemos--, empiezan a producir el ácido que usa el estómago, del cual tiene la información necesaria? Si sucediese algo así, la persona disolvería y "digeriría" su propio ojo. Continuemos examinado el equilibrio que existe en nuestro cuerpo. El resto del proceso digestivo también está bien planeado. La parte útil del alimento que ha sido digerida, es absorbida por el revestimiento del intestino delgado y se difunde o reparte a través de la sangre. Dicho revestimiento está cubierto de pliegues que se ven como una ropa arrugada. Sobre cada pliegue hay pliegues más pequeños, llamados "vellos", que aumentan muy mucho la superficie de absorción del intestino. En la superficie superior de las células por encima del vello, hay salientes microscópicas llamadas "microvellos". Estas salientes absorben el alimento y funcionan como estaciones de bombeo. Los interiores de esas bombas están conectados al sistema circulatorio a través de un sistema de conducción o transporte con diversas rutas. Es así como, por medio del sistema circulatorio, llega a todo el cuerpo el nutriente absorbido. Cada uno de los vellos tiene aproximadamente tres mil microvellos. Un milímetro cuadrado en el revestimiento del intestino delgado está cubierto aproximadamente por doscientos millones de microvellos. Es decir, en un milímetro cuadrado operan doscientos millones de estaciones de bombeo, que no se cansan ni se rompen, para mantener la vida humana. De ese modo, una inmensa cantidad de bombas, que normalmente cubrirían un área muy grande, están comprimidas en un espacio muy limitado. Ese sistema, asegurando que el cuerpo aproveche al máximo el alimento que ingiere, mantiene nuestras vidas. La respiración La respiración se basa en equilibrios delicados. El aire frío o sucio que respiramos puede afectarnos la salud negativamente. Por eso el aire debe ser calentado y limpiado antes de ser inhalado. La nariz está creada especialmente para esa tarea. Los pelillos y la mucosidad nasal sobre las paredes de las ventanas de la nariz filtran el aire y capturan las partículas de polvo que entran allí. El aire se calienta mientras viaja por las aberturas nasales. Los huesos nasales están especialmente estructurados de modo que el aire inhalado pueda ir a los pulmones después de circular varias veces en la nariz y elevar su temperatura. Le estructura que permite que el aire viaje varias veces dentro de un pequeño hueso, solamente puede ser el resultado de algo proyectado. Si los seres humanos intentaran crear ese efecto, lo podrían hacer solamente después de cálculos muy complicados y complejos. El hecho de que exista esta estructura especial que cubre las necesidades de otro sistema, es decir, que limpia y calienta el aire que viaja a los pulmones, es una evidencia de que ambos sistemas están creados especialmente por el mismo Creador. Después de esa etapa el aire llega al tubo respiratorio humedecido y libre de polvo. El esqueleto El esqueleto es una maravilla de ingeniería por sí solo. Es el sostén estructural del sistema corporal. Protege órganos vitales como el cerebro, el corazón y los pulmones y defiende y contiene los demás órganos internos. Dota al ser humano con una capacidad superior para el movimiento que no puede ser imitado por ningún mecanismo artificial. El tejido óseo no es inorgánico, como piensan muchos. Es el banco mineral del cuerpo, incluyendo muchos minerales importantes, como el calcio y el fosfato. En coherencia con las necesidades del cuerpo, acumula o libera dichos minerales. Los huesos, asimismo, producen las células rojas de la sangre. Además de funcionar el esqueleto perfectamente como estructura, los huesos que lo forman poseen también una estructura excepcional. Al tener que ocuparse de sostener y proteger el resto del cuerpo, son creados con la capacidad y fortaleza necesarias. Para ello, son tenidas en cuenta las peores condiciones a sobrellevar. Por ejemplo, el fémur puede aguantar una tonelada en posición perpendicular. Increíblemente, a cada paso que damos soporta un peso equivalente a tres veces el del cuerpo. Cuando un atleta practica salto en alto, al aterrizar, cada centímetro cuadrado de la pelvis queda expuesto a una presión de mil cuatrocientos kilogramos. ¿Qué es lo que hace que esta estructura, formada por la división y réplica de la única célula original, sea tan fuerte? La respuesta yace en la creación incomparable de los huesos. Un ejemplo de la tecnología contemporánea nos ayudará a ver mejor esto. Hay un sistema de andamios que se usa en la construcción de edificios altos y grandes. La estructura del andamio no es monolítica sino que consta de caños entrecruzados y unidos por grapas. Con la ayuda de cálculos complejos, factibles de hacer solamente en computadoras, podrían construirse puentes y otros elementos industriales más fuertes y económicos. La estructura interna de los huesos es similar a la del sistema de andamios del que hablamos. La única diferencia importante es que en los huesos el sistema es más complicado y superior al diseñado por los hombres. Los huesos son extraordinariamente fuertes y no obstante suficientemente livianos para un uso confortable por parte del ser humano. Si el caso fuese lo opuesto, es decir, si el interior de los huesos fuese duro y macizo como el exterior, sería demasiado pesado para ser llevado por el cuerpo humano y se rompería o resquebrajaría fácilmente al más leve golpe. El diseño perfecto de los huesos nos ayuda a vivir con tranquilidad y a cumplir tareas muy difíciles sin sufrimientos. Otro rasgo de la estructura de los huesos que ocupan ciertas partes del cuerpo es la flexibilidad. La caja torácica, que protege órganos vitales como el corazón y los pulmones, se expande y se contrae para permitir que el aire entre y salga de los pulmones. La elasticidad de los huesos puede cambiar con el tiempo. Por ejemplo, en las mujeres, los huesos de la cadera se extienden en los últimos meses del embarazo, separándose. Este es un detalle extremadamente importante porque durante el parto permite que salga la cabeza del bebé sin ser aplastada. Los aspectos milagrosos de los huesos no se limitan a los descritos. Además de flexibles, duraderos y livianos, también tienen la capacidad de autorrepararse. Cuando un hueso se rompe, solamente hay que mantener unidas y firmes ambas secciones para que suelde una con otra y se componga. Como resulta obvio, éste al igual que otros procesos en el cuerpo, es extremadamente complejo y cuenta con la colaboración de millones de células. La capacidad locomotora del esqueleto es otro detalle importante a considerar. Con cada paso que damos, las vértebras de la columna ajustan los movimientos entre sí. Ese movimiento continuo y la fricción podrían, normalmente, hacer que las vértebras se desgastaran. Para evitar eso, entre vértebra y vértebra hay cartílagos resistentes, llamados "discos", los cuales cumplen el papel de absorber los golpes o sacudidas. A cada paso que damos, se ejerce una fuerza desde el suelo sobre el cuerpo como reacción al peso del cuerpo, pero no nos daña gracias a esa función de absorber las sacudidas que hay en la columna vertebral y a la forma curvada por la que se "distribuye la fuerza" en la misma. Si no existiese dicha estructura y flexibilidad especiales que reduce la fuerza de la reacción, ésta se transmitiría directamente al cráneo y la parte superior de la columna se introduciría en el cerebro. Los indicios de la creación también se hacen visibles en las superficies de articulación de los huesos, las que no necesitan ser lubricadas aunque se muevan continuamente durante toda la vida. Los biólogos realizaron investigaciones para descubrir el motivo por el cual se elimina esa fricción. Descubrieron que la resolución de ello se podía considerar un "absoluto milagro de la creación". Las superficies expuestas a fricciones están cubiertas con un cartílago poroso delgado, debajo del cual hay un lubricante. En cualquier momento que los huesos ejercen presión en las articulaciones, el lubricante fluye por los poros y las superficies quedan resbaladizas "como si estuvieran bañadas con aceite". Todo esto demuestra que el cuerpo humano es el resultado de un diseño perfecto y es una creación superior. Dicho diseño nos permite hacer una gran variedad de movimientos con mucha rapidez y facilidad. Imaginemos que todo no fuese tan perfecto y que la pierna estuviese compuesta de un solo hueso largo. Entonces tendríamos serios problemas para caminar y estaríamos muy incómodos o con muchas dificultades, en un cuerpo que no se podría usar. Incluso tendríamos problemas para sentarnos y el hueso de la pierna se rompería fácilmente debido a los movimientos forzados obligado a realizar. Sin embargo, el esqueleto humano tiene una estructura que le permite todo tipo de movimiento. Dios creó, y sigue creando, todas las características del esqueleto. Dios invita al ser humano, a quien El creó, a meditar sobre esto: ...¡Mira los huesos, cómo Nosotros los componemos y los cubrimos de carne!.. (C. 2:259). El ser humano debe meditar sobre ello y apreciar la potestad de Dios, Quien lo ha creado, y estar agradecido a El. Si no procede así, perderá mucho. Dios, Quien creó los huesos y los cubrió de carne, es capaz de recrearlos, como se dice en el versículo: ¿No ve el hombre que le hemos creado de una gota? Pues ¡ahí le tienes, porfiador declarado! Nos propone una parábola y se olvida de su propia creación. Dice: '¿Quién dará vida a los huesos, estando podridos?' (C. 36: 77-79). Coordinación En el cuerpo humano todos los sistemas operan coordinadamente y en perfecta armonía, con un propósito definido, es decir, para mantener al cuerpo con vida. Hasta el más leve movimiento que hacemos todos los días, como el sonreír o respirar, es el resultado de una coordinación perfecta. Internamente opera una red increíblemente complicada y extendida, que no se detiene por ningún motivo. El propósito es la continuación de la vida. Esta coordinación es particularmente visible en el sistema locomotor del cuerpo, porque incluso, para los más pequeños movimientos, los sistemas óseo, muscular y nervioso deben operar en perfecta colaboración. La precondición de la coordinación en el cuerpo es la entrega de una información correcta, pues solamente entonces se pueden hacer nuevas evaluaciones. Para ese propósito funciona en el cuerpo humano una red inteligente altamente desarrollada. En primer lugar, deben conocerse los órganos involucrados y la relación entre ellos. Esa información proviene de los ojos, del mecanismo de equilibrio en el oído interno, de los músculos, las articulaciones y la piel. A cada segundo, billones de segmentos de información son procesados y evaluados, dando lugar, en consecuencia, a nuevas decisiones. El ser humano no es consciente del proceso que ocurre en su cuerpo a una velocidad vertiginosa. Cuando se mueve, ríe, grita, corre, come, y piensa, no hace ningún esfuerzo en la toma de decisión. No obstante, por ejemplo, al sonreír levemente, operan al mismo tiempo diecisiete músculos. Un solo músculo que no responda o que no funcione correctamente, modifica la expresión del rostro. Para poder caminar operan en conjunto cincuenta y cuatro músculos en los pies, piernas, cadera y espalda. Existen billones de receptores microscópicos en los músculos y en las articulaciones que informan acerca de la condición del cuerpo en cada momento. Los mensajes provenientes de esos receptores llegan al sistema nervioso central y se emiten nuevas órdenes a los músculos de acuerdo a las evaluaciones hechas. La perfección de la coordinación corporal se comprenderá mejor con el ejemplo que damos a continuación. Con el objeto de levantar la mano, se tiene que tensar el hombro, deben contraerse y relajarse los músculos de adelante y de atrás del brazo --llamados "biceps" y "triceps"-- y los músculos entre el codo y la muñeca tienen que ceñir a esta última. En cada momento de la acción, el sistema nervioso central recibe de inmediato la información transmitida por millones de receptores en los músculos acerca de la posición de éstos. A su vez el sistema nervioso central comunica a los músculos qué hacer en el instante siguiente. Por supuesto, uno no es consciente de ninguno de esos procesos, pero si se desea levantar la mano se lo hace correctamente. Por ejemplo, para mantener el cuerpo erguido, se evalúan, segundo a segundo, billones de fragmentos de información que provienen a la vez de billones de receptores en los músculos de las piernas, de los pies, de la espalda, del abdomen, del tórax y del cuello, y se emite un número similar de órdenes a esos músculos. Tampoco hacemos un esfuerzo adicional para hablar. El ser humano nunca calcula la separación entre las cuerdas vocales, las veces que deben vibrar, en qué secuencia y con qué frecuencia, y cuáles de los cientos de músculos en la boca, la lengua y la garganta deberían contraerse o relajarse. Tampoco calculamos cuántos centímetros cúbicos de aire deben llevarse a los pulmones y con qué rapidez y frecuencia deben ser exhalados. ¡Eso no podríamos hacerlo ni aunque quisiéramos! Incluso la pronunciación de una sola palabra es el resultado del trabajo colectivo de muchos sistemas que van desde el respiratorio al nervioso y desde el muscular al óseo. ¿Qué sucedería en caso que hubiera un problema en esa coordinación? Podrían aparecer expresiones distintas en el rostro cuando se quisiera sonreír, o podríamos no poder caminar o hablar al querer hacerlo. Sin embargo, una persona normal puede sonreír, conversar y caminar en cualquier momento, sin problemas, porque todo lo mencionado aquí se cumple como resultado de la Creación, lo que requiere, lógicamente, "una inteligencia y poder infinitos". Por esa razón, los seres humanos deberían recordar siempre que deben su existencia a su Creador, Dios. El ser humano no tiene motivos para jactarse o ser arrogante. La riqueza, la belleza o la fuerza que posea, no es algo hecho por él mismo y tampoco dispondrá de esas cosas eternamente. Sin lugar a dudas, envejecerá y perderá la salud y la belleza. Se dice en el Corán: Lo que habéis recibido no es más que breve disfrute de la vida de acá y ornato suyo. En cambio, lo que Dios tiene es mejor y más duradero. ¿Es que no razonáis? (C. 28:60). Si una persona quiere obtener atributos muy superiores a esos para la eternidad, en la otra vida, debe ser agradecido con Dios por los favores que le concedió y vivir de acuerdo a Sus órdenes. Como vimos en estos ejemplos, todos los órganos y sistemas en el cuerpo humano tienen características "maravillosas". Al examinarlas, nos damos cuenta que la existencia depende de delicados equilibrios y de los milagros que hay en nuestra creación. Entonces se capta, una vez más, el gran arte de Dios aplicado al ser humano. El hígado El hígado, ubicado en la parte superior derecha de la cavidad abdominal, funciona como un excelente filtro dentro del sistema sanguíneo. En tanto que el riñón filtra los materiales humanos excedentes solubles en agua, el hígado limpia los excedentes complejos como las medicinas y las hormonas. Cumple un apoyo logístico al sistema de defensa. El hígado no funciona solamente como filtro para el alimento y excedentes del metabolismo, sino que también produce globulinas --substancias inmunes-- y enzimas que funcionan como grupos reparadores de las venas. Realiza la limpieza de bacterias. Las células de Kupffer, que se encuentran en el hígado, fagocitan las bacterias de la sangre que pasan por el hígado, especialmente cuando provienen del intestino. Cuando en la sangre aumenta el número de partículas u otros productos secundarios, las células de Kupffer también aumentan su número para filtrarlos. Produce los recursos energéticos del cuerpo. Uno de los rasgos más significativos del hígado es la producción de glucosa, la principal fuente de energía del metabolismo. La glucosa que se ingiere con la dieta diaria se convierte en glucógeno y se acumula en el hígado. El hígado controla continuamente el nivel de glucosa en sangre. Cuando entre comida y comida regular no se ingiere nada y el nivel de glucosa en sangre empieza a descender, el hígado transforma el glucógeno almacenado en glucosa y lo pasa a la sangre. Por lo tanto, no se permite que el nivel de glucosa descienda a un punto crítico. El hígado también puede producir glucosa a partir de los ácidos grasos y de los aminoácidos, o convertir en glucosa otros carbohidratos, que probablemente no van a ser usados en la producción de energía. Almacenamiento de sangre. El hígado tiene una estructura que puede expandirse o contraerse, en función de lo cual puede acumular sangre o verterla en las venas. En un cuerpo sano el hígado puede dar cabida al 10 % del total de la sangre, es decir, 450 ml. En ciertas condiciones, por ejemplo, cuando la persona tiene un corazón defectuoso, la cantidad de sangre que circula normalmente por el cuerpo será mucho mayor para ayudar al ritmo de trabajo del corazón. En estas circunstancias, el hígado duplica la capacidad de retención de sangre y acumula un litro. Así permite que el corazón trabaje de manera tolerable. Cuando aumenta la necesidad de sangre (por ejemplo, cuando se hacen ejercicios físicos) el hígado libera al sistema circulatorio la sangre acumulada y cubre esa necesidad. Trabaja de manera económica. Cuando se consume la glucosa en los músculos, se libera ácido láctico, un excedente del metabolismo. El ácido láctico que permanece en los músculos provoca dolores y dificulta su actividad. El hígado recoge ese ácido de los músculos y puede convertirlo de nuevo en glucosa. Produce células rojas de la sangre durante la gestación y destruye células rojas envejecidas. El bazo y el hígado son los lugares donde se producen células rojas durante la etapa fetal y son también los sitios principales de destrucción (durante toda la vida) de las células rojas envejecidas o defectuosas y donde una gran parte de las proteínas son fragmentadas y utilizadas de nuevo como aminoácidos para distintos propósitos. El hígado es el órgano donde se almacena el hierro, el cual cumple funciones importantes en la anatomía humana. El hígado es la reserva más desarrollada del cuerpo. Todos los minerales, las proteínas, pequeñas cantidades de grasa y vitaminas, se almacenan en el hígado. En cualquier caso de necesidad libera la sustancia requerida y acumulada y la dirige al área que la demanda por la vía más corta posible. Controla escrupulosamente si el cuerpo tiene o no suficiente energía, cosa que realiza por medio de un sistema inteligente con una especialización particular. Todos los órganos del cuerpo están relacionados con el hígado. Se puede autorreparar. El hígado tiene la capacidad de autorreparación. En el caso de que alguna parte se dañe, las restantes células ilesas recomponen los sectores afectados por medio de multiplicarse inmediatamente. Incluso si se amputa dos tercios del órgano, la parte que queda lo recompone por completo. Mientras cumple esa tarea remueve las células defectuosas o muertas y las reemplaza por células nuevas. Las células hepáticas están suficientemente especializadas para cumplir a la vez más de quinientas operaciones. Generalmente hace todo eso no de manera sucesiva sino concurrente. La piel Piense en un tejido de una sola pieza que tiene muchos metros de largo, que provee simultáneamente calor y frío, que es sólido y no obstante muy estético, que puede ofrecer una protección efectiva frente a todas las acciones provenientes del exterior. La piel que cubre el cuerpo humano y los cuerpos de todo lo viviente, con algunas diferencias según las especies, reúne todas esas características. La piel --órgano compuesto por la epidermis y la dermis--, como muchas otras estructuras, es suficientemente importante y su ausencia pone en riesgo la vida humana. La herida de aunque sea una sección de la piel, lo cual produce una considerable pérdida de agua del cuerpo, podría provocar la muerte. Con esa característica la piel es un órgano que por sí solo refuta la teoría de la evolución. Es imposible que se sobreviva con todos los órganos formados pero sin la piel o con ésta parcialmente formada. Esto muestra que todas las partes del cuerpo --de humanos y animales-- han sido formadas como son y sin tacha al mismo tiempo, es decir, fueron creadas. Debajo de la piel, la cual tiene estructuras totalmente distintas, yace una capa constituida de lípidos, con la función de aislar el calor. Por encima se coloca una sección constituida de proteínas que le da a la piel la cualidad de elasticidad. Si observamos un centímetro por debajo de la piel, veremos un cuadro formado por esos lípidos y proteínas, con distintos vasos allí adentro. No es una imagen estética para nada, sino más bien terrorífica. La piel que cubre todas esas estructuras contribuye a la estética del cuerpo, a la vez que lo protege de los factores externos. Sólo esto es suficiente para ver la importancia de su existencia. Todas sus funciones sin vitales. Aquí mencionaremos algunas. Evita que se vea perturbado el equilibrio de agua en el cuerpo. Ambas caras de la epidermis, la capa exterior de la piel, son resistentes al agua. La concentración de agua en el cuerpo se controla por medio de esa característica. La piel es un órgano más importante que el oído, la nariz e incluso los ojos, pues podemos vivir sin los órganos de los sentidos pero es una utopía sobrevivir sin la piel. Es imposible que el agua, el fluido más importante del cuerpo, sea retenida sin la piel. Es fuerte y flexible. La mayoría de las células de la epidermis están muertas. La dermis, por otra parte, está constituida por células vivas. Por encima de la dermis las células vivientes epidérmicas empiezan después a perder su características celulares y se convierten en la capa córnea compuesta por las células muertas, planas, que poseen una capa gruesa de una substancia dura llamada "queratina", que también mantiene a estas células muertas muy unidas y forma un escudo protector para el cuerpo. Se podría pensar que la calidad protectora aumentaría si la piel fuese más gruesa y más dura, pero eso es engañoso. Si tuviéramos una piel tan dura y gruesa como la del rinoceronte, nuestro cuerpo perdería la amplia movilidad que tiene y se volvería lento. Independientemente de la especie en cuestión, la piel nunca es más gruesa que lo requerido. En la estructura de la piel hay una planificación muy bien equilibrada y controlada. Supongamos que las células de la epidermis mueren constantemente y que este proceso no se detiene. Entonces la piel se seguirá engrosando y se volverá como la de un cocodrilo. Pero eso no sucede nunca y siempre tiene el espesor que requiere. ¿Cómo ocurre esto? ¿Cómo saben las células dónde deben detener la producción de epidermis? Sería ilógico y ridículo suponer que las células que constituyen el tejido de la piel toman esa determinación por sí mismas o que ese sistema acaeció por casualidad. Hay un designio manifiesto en la estructura de la piel. Sin dudas, es Dios, el sostenedor de todos los mundos, el Uno y Unico, Quien ha dado origen a esa disposición. Posee mecanismos para enfriar el cuerpo cuando hace calor. La dermis está circundada por capilares delgados que no solamente alimentan la piel sino que también controlan el nivel de sangre dentro de ella. Cuando aumenta la temperatura del cuerpo, las venas se expanden y ayudan a que la sangre excesivamente caliente viaje hacia el exterior de la piel, que está relativamente más fría, y libere allí el calor. Otro mecanismo que reduce el calor del cuerpo es el de la transpiración. La piel humana está llena de agujeritos llamados "poros", los cuales llegan hasta la capa más baja de la piel, donde se encuentran las glándulas sudoríparas. Estas glándulas pasan el agua que toman de la sangre a través de los poros y la expulsan del cuerpo. Y el calor del cuerpo que la evapora, disminuye la temperatura interior. Retiene el calor cuando hace frío. En épocas de frío se reduce la actividad de las glándulas sudoríparas y las venas se estrechan. Esto disminuye la circulación sanguínea bajo la piel y evita, por lo tanto, que se escape el calor del cuerpo. Lo que muestra todo esto es que la piel resulta un órgano perfecto diseñado especialmente para facilitar nuestras vidas. La piel que nos protege funciona como un aparato de aire acondicionado y hace fácil los movimientos gracias a la flexibilidad que le es propia. Y además, es estética. En vez de este tipo de piel podríamos haber tenido otra gruesa y tosca. O podría ser rígida y quebrarse cuando le cayera encima algo que pesara unos pocos kilogramos. También nos podríamos desmayar si no liberase calor, o nos podríamos congelar en invierno por no retenerlo. Sin embargo, Dios, Quien nos creó, nos ha cubierto el cuerpo de la manera más confortable, práctica y estética. El Es Dios, el Creador, el Hacedor, el Formador... (C. 59:24). El corazón El más importante componente del sistema circulatorio que conecta las 100 trillones de células en el cuerpo humano, una por una, es sin duda, el corazón. Con sus cuatro cavidades distintas que bombean sangre con mucho oxígeno y con poco oxígeno a distintas partes del cuerpo, sin que se mezclen, y con válvulas que funcionan como dispositivos de seguridad, el corazón funciona con equilibrios muy delicados. El corazón, que palpita a lo largo de toda la vida constantemente con un cierto ritmo aunque en ello no intervenimos para nada, es uno de los componentes que exhibe más claramente lo incontrovertible de la Creación. El corazón, que empieza a latir en la matriz materna, trabaja sin parar durante toda la vida con un ritmo de 70 a 100 pulsaciones por minuto. Descansa solamente medio segundo entre latido y latido en las aproximadamente cien mil pulsaciones que ejecuta por día. Cuando el período de vida transcurrido es considerable, es muy difícil hacer ese cálculo. Todas las estructuras en el corazón, que operan con un orden extremadamente puntilloso, están diseñadas especialmente. Allí se tienen en cuenta todos los detalles: que no se mezclen las sangres con mucho y con poco oxígeno, la regulación de la presión arterial, las operaciones requeridas para el envío de nutrientes a todo el cuerpo y el control de la técnica que bombea la cantidad de sangre necesaria solamente. Se trata de un sistema tan complejo que de ninguna manera podría haberse constituido como producto de la casualidad. Todas sus características nos están presentando a quien lo diseñó, es decir, a Dios, el Sustentador de todos los mundos, Quien crea con una perfección absoluta y sin imitar nada. A continuación enumeramos algunas características de este órgano: El corazón está colocado en uno de los lugares más protegidos del cuerpo. Es uno de los órganos más importantes y está colocado en la caja torácica bajo un diseño especial, muy bien protegido de los golpes que provienen del exterior. La sangre con mucho oxígeno y con poco oxígeno no se mezclan nunca. Ambas están en constante movimiento. Un tejido especial divide al corazón en cuatro cavidades con distintas características. En la parte superior están las aurículas derecha e izquierda que se llenan de sangre y la pasan a los ventrículos derecho e izquierdo que están en la parte inferior. Los órganos no se ven dañados por la presión porque el corazón la regula. El corazón no trabaja como si fuese una sola bomba, sino como dos bombas adyacentes, cada una con sus propios aurícula y ventrículo. Esto divide al aparato circulatorio también en dos. La parte derecha del corazón envía sangre a los pulmones con una presión relativamente más baja, y la parte izquierda envía la sangre a todo el cuerpo con una presión algo más elevada. La regulación de la presión es muy importante porque si fuese igual en ambas partes, los pulmones serían aplastados por no poder soportarla. El equilibrio y diseño perfectos del corazón no permiten que se presente ese problema en los pulmones. Sirve para el transporte de muchos componentes que se necesitan en los órganos. La sangre limpia que proviene del corazón con mucho oxígeno, pasa a los tejidos por la aorta y de allí es tomado el oxígeno por medio de los vasos que llegan a todas las células. Al circular por los capilares, la sangre distribuye también en los tejidos otras substancias, como hormonas y nutrientes de distintos tipos. Tiene válvulas que trabajan en concordancia y disponen la dirección de la circulación sanguínea. En el corazón hay válvulas en la boca de cada cavidad que evitan que la sangre fluya en dirección inversa. Esas válvulas entre las aurículas y los ventrículos están hechas de tejido fibroso y trabajan por medio de músculos muy delgados. Dado que el exceso de sangre saldría hacia las aurículas si uno de esos músculos dejase de funcionar, aparecerían serias enfermedades cardíacas que podrían causar inclusive la muerte. Solamente nos encontramos con esas situaciones en caso de enfermedades. De lo contrario nunca ocurre. Bombea la cantidad de sangre requerida en consonancia con las condiciones cambiantes. La cantidad de sangre bombeada por el corazón cambia de acuerdo a las necesidades del cuerpo. Bajo condiciones normales, el corazón late alrededor de setenta veces por minuto. Al hacer un ejercicio enérgico, durante el cual los músculos necesitan más oxígeno, el corazón bombea más sangre y eleva el ritmo a 180 palpitaciones por minuto. ¿Qué sucedería si esto no fuese así? Si el corazón mantuviese el ritmo normal cuando el cuerpo necesita más energía, el equilibrio se perdería y el cuerpo se vería afectado negativamente. Pero eso no ocurre gracias a la estructura perfecta del corazón, el cual regula la cantidad de sangre bombeada sin que tengamos que ocuparnos o vernos obligados a atender esa regulación de modo consciente. Funciona siempre de manera exacta y como debe hacerlo sin que lo controlemos. La cantidad de sangre bombeada por el corazón es controlada por un sistema nervioso especial. Si dormimos o estamos despiertos, el sistema nervioso regula por sí mismo la cantidad de sangre que bombea y la velocidad con que lo hace. La estructura del corazón --que regula sin ninguna intervención en cuanto a dónde, cuándo y cómo se necesita la sangre-- es perfecta. Si el corazón no dio lugar a este sistema por sí mismo, y tampoco pudo haberse constituido por casualidad, entonces es creado. Dios, cuyo conocimiento es infinito, lo diseñó del modo más virtuoso posible. Opera con un sistema eléctrico especial. El corazón palpita gracias al llamado músculo cardíaco, distinto de todos los demás músculos del cuerpo, que se contraen al ser estimulados por el sistema nervioso. Las células del músculo cardíaco se contraen por sí solas y tienen la capacidad de generar y transmitir su propia corriente eléctrica. Aunque cada célula posee esa capacidad, ninguna de ellas se contrae independientemente de las otras porque significaría que no estarían supeditadas a las instrucciones del sistema eléctrico que las controla. En otras palabras, no se produce ninguna situación caótica, la cual perturbaría la marcha normal del corazón, es decir, la contracción y relajación alternativas. Estas células que se encuentran formando una cadena, actúan juntas según las instrucciones dadas por el sistema eléctrico. Confirmamos, una vez más, la perfecta armonía en el trabajo. Como podemos ver, la estructura del corazón exhibe un diseño sin tacha, "creado" por su Diseñador, es decir, por Dios, el Sustentador de los mundos, Quien no es visto y no obstante se nos presenta El mismo en todo lo que creó: Ese es Dios, vuestro Señor. No hay más dios que El. Creador de todo. ¡Servidle, pues! El vela por todo. (C. 6:102). La mano Las manos, que nos permiten cumplir actos muy comunes, como mover una taza de té, dar vuelta las páginas de un diario o escribir, son maravillas increíbles de ingeniería. La característica más importante de las manos es la capacidad para operar con gran eficiencia en actividades muy distintas, aunque su estructura es siempre la misma. Provistas de un gran número de músculos y nervios, los brazos les ayudan a agarrar un objeto con fuerza o suavemente, según la circunstancia. Por ejemplo, la mano humana, sin pegar como un puño cerrado, puede golpear con un peso de 45 kilogramos. Sin embargo, puede percibir también, entre el dedo índice y el pulgar, una hoja de papel de una décima de milímetro de espesor. Obviamente, ambos actos tienen un carácter totalmente distinto: uno requiere sensibilidad y el otro una gran fuerza. Sin embargo, nunca pensamos ni por un segundo en el proceso que se desarrolla para tomar una hoja de papel entre los dedos o para dar un golpe con el puño. Tampoco pensamos en cómo calibrar la fuerza para ambas acciones. Nunca decimos: "Ahora que quiero levantar una hoja de papel aplicaré una fuerza de 500 gramos". O en el otro caso: "Ahora que quiero levantar un balde de agua aplicaré una fuerza de 40 kilogramos". Nunca nos molestamos en pensar acerca de eso. La razón es que la mano humana está diseñada para cumplir todos esos actos simultáneamente. La mano es creada con todas sus funciones y se relaciona con estructuras concomitantes. Los dedos de las manos tienen el largo y la posición apropiados y guardan una proporción entre sí. Por ejemplo, el vigor de un puño que corresponde a una mano que tiene un pulgar normal, es más grande que el de otra mano que tiene el pulgar más chico, porque con el largo apropiado predeterminado cubre otros dedos y ayuda a aumentar la fuerza. En la estructura de la mano hay muchos detalles más pequeños que los músculos y nervios, que de ninguna manera son accesorios triviales, como las uñas en las puntas de los dedos. Cuando intentamos levantar una aguja del suelo, usamos las uñas tanto como los dedos. La superficie áspera de las puntas de los dedos, junto con las uñas, nos ayuda a levantar pequeños objetos. Por último, pero no de menor importancia, las uñas juegan un gran papel en la regulación de la minúscula presión que tienen que ejercer los dedos sobre el objeto que sostienen o toman. Otro rasgo distintivo de la mano es que no se cansa fácilmente. Los ambientes de la medicina y de la ciencia hacen esfuerzos considerables para lograr una mano artificial. Las manos robóticas fabricadas hasta ahora, tienen el mismo desempeño en términos de fuerza que las humanas, pero es difícil decir lo mismo con respecto a la sensibilidad del tacto, a la maniobrabilidad perfecta y a la capacidad para distintos trabajos. Muchos científicos están de acuerdo en que no puede construirse ningún robot que tenga todas las funciones de la mano. El ingeniero Hans J. Schneebeli, quien ha diseñado la mano robótica conocida como "La Mano Karlsruhe", dijo que cuanto más trabajaba en la materia, más admiraba la mano humana. Agregó que aún necesita mucho tiempo para conseguir que ciertas cantidades de trabajos cumplidos por la mano humana también sean desarrollados por la mano artificial. La mano funciona generalmente en coordinación con los ojos. Las señales que llegan a los ojos son transmitidas al cerebro y la mano se mueve de acuerdo a la orden dada por el cerebro. Esto, por supuesto, se realiza en un brevísimo tiempo y no exige un esfuerzo especial. Las manos robóticas, por otra parte, solamente pueden valerse de la visión o el tacto. Se necesitan varias órdenes para cada movimiento que hacen. Además las manos robóticas no pueden cumplir algunas funciones. Por ejemplo, la que toca el piano no puede sostener un martillo, y la que sostiene el martillo no puede agarrar un huevo sin romperlo. Solamente algunas de esas manos hechas últimamente pueden cumplir dos o tres funciones juntas, pero aún son muy primitivas comparadas con la capacidad de la mano humana. Por otra parte, cuando se considera que las dos manos humanas cooperan en perfecta armonía, se hace más explícita la perfección del diseño de Dios. Conclusión Esos mecanismos excelentes en el cuerpo humano operan generalmente sin que tengamos conciencia de todas y cada una de las disposiciones, cálculos y combinaciones que realizan antes de cada acción. El latido del corazón, las funciones del hígado, el rejuvenecimiento de la piel, están todos más allá de nuestro conocimiento directo. Lo mismo es cierto para cientos de otros procesos no mencionados aquí. Ni siquiera somos conscientes de que los riñones filtran la sangre, que el estómago digiere el alimento que ingerimos, del movimiento que tienen los intestinos o de la operación perfecta de los pulmones que nos ayudan a respirar. El ser humano comprueba el valor del cuerpo sólo cuando se enferma y los órganos se convierten en disfuncionales. Entonces, ¿cómo pasó a existir este mecanismo perfecto? Para una persona consciente, con juicio común, es incuestionable y de fácil comprensión que este cuerpo que poseemos es "creado". La suposición de los evolucionistas de que pasó a existir debido a las casualidades es ridícula, porque afirman que la acumulación fortuita de coincidencias lleva a la existencia de un organismo. Por otra parte, el cuerpo humano solamente puede funcionar plenamente con todos los órganos intactos. Sin un riñón, el corazón o los intestinos, o funcionando los mismos deficientemente, surgen inconvenientes para la vida e incluso se puede morir. Por lo tanto el cuerpo humano debe haber pasado a existir totalmente completo para sobrevivir y reproducirse. Que el cuerpo humano "ha pasado a existir de manera instantánea y completamente formado", significa que es "creado". Nosotros os creamos. ¿Por qué, pues, no aceptáis? Y ¿qué os parece el semen que eyaculáis? ¿Lo creáis vosotros o somos Nosotros los creadores? Nosotros hemos determinado que muráis y nadie podrá escapársenos, para que otros semejantes os sucedan y haceros renacer a un estado que no conocéis. (C. 56:57-61) El sistema de defensa Como se sabe, la defensa es una cuestión a la que hay que darle alta prioridad en un país si se quiere continuar existiendo. Los pueblos tienen que tener en cuenta siempre todos los tipos de amenazas internas y externas, los riesgos de guerras y las acciones terroristas. A ello se debe que gran parte del presupuesto oficial de un país se dedica a la defensa. Los ejércitos son provistos con los aviones, barcos y armas más avanzados y las fuerzas de defensa son mantenidas siempre en el mayor nivel de aptitud. El cuerpo humano está rodeado por una gran cantidad de enemigos y amenazas. Esos enemigos son bacterias, virus y organismos microscópicos similares. Existen por todas partes: en el aire que inhalamos, el agua que bebemos, el alimento que comemos y el ambiente en que vivimos. Lo que la mayoría de la gente desconoce es que el cuerpo humano tiene un ejército excelente, el sistema inmune, que lucha contra los enemigos. Es un verdadero ejército constituido por "oficiales" y "soldados", especialmente entrenados y con diferentes tareas, que emplean tecnología de avanzada y luchan con armas convencionales y químicas. Todos los días, minuto a minuto, hay una guerra permanente entre este ejército y las fuerzas enemigas, cosa de la que no somos conscientes. Esa guerra puede librarse como escaramuzas locales o como batallas en las que se involucra y se pone en estado de alerta todo el cuerpo. A esas batallas llamamos "enfermedades". El desarrollo general de esta guerra no se modifica casi nunca. El agresor intenta engañar a la otra parte camuflándose al introducirse en el cuerpo. Las fuerzas de inspección entrenadas al efecto, tienen a su cargo la identificación de los enemigos. Hecho esto, se producen armas apropiadas para exterminarlos. Después sigue el choque entre las "tropas", la derrota del enemigo, el cese del fuego y la limpieza del campo de batalla. Por último, se almacena todo tipo de información acerca del enemigo, como precaución frente a la posibilidad de un ataque posterior... Examinemos esta guerra más de cerca. El castillo asediado: el cuerpo humano Podemos ver al cuerpo humano como un castillo asediado por los enemigos, los cuales buscan distintas formas de invadirlo. La piel es el muro de este castillo. La queratina en las células de la piel es una barrera infranqueable para las bacterias y los hongos. Las substancias extrañas que llegan a la piel no pueden atravesar ese muro. Además, aunque la capa exterior de la piel que contiene queratina es eliminada continuamente, se renueva por medio de la piel que está creciendo desde debajo. De este modo, durante dicha renovación, son expulsados del cuerpo todos los elementos ingratos que acosan a la piel, junto con las células muertas de ésta. El enemigo puede entrar solamente a través de una herida que se produzca en ella. La línea del frente Una de las maneras en que los virus entran al cuerpo es a través del aire que inhalamos. Sin embargo, una secreción especial en la membrana de la mucosa nasal y las células devoradoras (fagocitos), elementos de defensa en los pulmones, vigilan a esos enemigos y toman el control de la situación antes que el daño crezca. El ácido del estómago y las enzimas digestivas en el intestino delgado eliminan un gran número de microbios que buscan entrar al cuerpo a través del alimento. El choque entre enemigos Algunos microbios que se asentaron en distintas partes del cuerpo humano (como en la piel y sus pliegues, la boca, la nariz, los ojos, las vías respiratorias superiores, el sistema digestivo, los genitales) no provocan enfermedades. Cuando un microbio extraño entra al cuerpo, los microbios locales combaten enérgicamente porque piensan que serán invadidos los sitios que ellos ocupan y no desean que eso se produzca. Podemos definirlos como soldados profesionales. Buscan proteger su territorio para sus propios fines. Así, el complejo ejército que tenemos en el cuerpo está reforzado por esos microapoyos. Desarrollo de la guerra caliente paso a paso Si un intruso microscópico entra en el cuerpo, puede imponerse a los elementos defensivos de guardia y a las bacterias que sirven de soldados, con lo que se da inicio a la guerra. Después de eso el cuerpo humano, con su ejército ordenado, libra una guerra perfecta ofensiva-defensiva contra los enemigos, la cual se compone de cuatro etapas. 1. Identificación del enemigo. 2. Aumento de la defensa y preparación de las armas para el ataque. 3. Ataque y combate. 4. Retirada y vuelta a la normalidad. Las primeras células que se enfrentan con el enemigo son los macrófagos que hacen la "fagocitosis", es decir, someten al enemigo, con el que combaten "cuerpo a cuerpo". Son como la infantería que carga a bayoneta calada en la línea del frente. Además los macrófagos funcionan como unidades de inteligencia o como el servicio secreto del ejército, pues toman una porción del enemigo que destruyen y la usan para identificarlo y determinar sus características. Los macrófagos pasan esa porción del enemigo a otra unidad de inteligencia, es decir, las células T cooperadoras ("mensajeras"). Alarma general Cuando un país está involucrado en una guerra, se declara la movilización general y todo el ejército se prepara para combatir. La mayoría de los recursos materiales y el presupuesto estatal son gastados en función de la guerra. La economía es reorientada de acuerdo a la situación extraordinaria y el conjunto de la sociedad se compromete a actuar con todas sus capacidades. ¿Se ha preguntado usted cómo se logra eso? Si en el cuerpo el enemigo es más grande que el que puede enfrentar la caballería (macrófagos), secreta una substancia especial llamada "pirógeno", que actúa como una especie de alarma general. El pirógeno, después de un largo viaje, llega al cerebro y estimula el centro incrementador de la fiebre. Se dispara la alarma general en el cuerpo y la persona desarrolla una fiebre alta que le impulsa a descansar. De ese modo, la energía que se necesita para la defensa no se derrocha. Como se ve, se pone en marcha un plan de operación extremadamente complejo. El ejercito entra en acción de modo organizado La guerra entre los intrusos microscópicos y el sistema inmune se hace más complicada después de la movilización, es decir, después que la persona cae en cama enferma. En esta etapa, si la infantería (fagocitos) y la caballería (macrófagos) se muestran insuficientes, el cuerpo declara la alerta general y la guerra se hace más intensa, pasando a intervenir los linfocitos (células T y B). Los macrófagos (caballería) pasan la información que tienen sobre el enemigo a las células cooperadoras T, las que convocan a las células B y a las T citotóxicas al campo de batalla. Estas son las combatientes más efectivas del sistema inmunológico. Producción de armamento Tan pronto como las células B reciben la información acerca del enemigo, empiezan a producir armamentos que, como los misiles balísticos, tienen como único objetivo golpear al enemigo del que tienen información. Esa producción es tan perfecta, que la estructura tridimensional del intruso microscópico y la estructura tridimensional del arma, se aparean plenamente. Hay una relación como la que existe entre una llave y la cerradura a la que pertenece. Los anticuerpos avanzan hacia el enemigo y lo atenazan estrechamente. Entonces el enemigo es neutralizado como un tanque al que se le destruye el armamento y la superficie de rodadura. Aparecen luego otros miembros del sistema inmune y eliminan al enemigo neutralizado. Aquí hay un punto muy importante a tener en cuenta: el número de enemigos que confrontará el sistema inmune se eleva a millones. Las células B pueden producir armas para todos los tipos de enemigos, lo cual significa que, de modo ingénito, el sistema inmune tiene el conocimiento y la capacidad para producir las "llaves" apropiadas a los distintos tipos de "cerraduras". Esas células inconscientes tiene la capacidad de construir millones de tipos de anticuerpos. Y el que sean usados de la mejor manera demuestra la existencia de una creación por parte del Dueño de un poder exaltado. Pero el sistema tiene una mayor sofisticación. Mientras las células B destruyen al enemigo con armamento balístico, las células T citotóxicas combaten arduamente contra el enemigo. Cuando algunos virus entran a una célula pueden pasar desapercibidos para el armamento de las células B. Entonces las células T citotóxicas buscan a esas células contaminadas, en las que se camufló el enemigo, y las destruyen. Después de la victoria Después que el enemigo es derrotado, entran en acción las células T supresoras y dan al ejército la orden de cese del fuego, de modo que las células B y las T citotóxicas detienen su accionar y el cuerpo humano no sigue movilizado en vano. Después que terminó la guerra, la mayoría de las células B y de las T citotóxicas, producidas específicamente para la lucha, completan su ciclo de vida y mueren. Sin embargo, esta guerra no tiene que ser olvidada. Poco antes de comenzar la guerra el enemigo fue identificado y se realizaron los aprestos al efecto. Si el enemigo vuelve en otra oportunidad, el cuerpo estará mucho mejor preparado. Un grupo de células de "memoria" (registro de la información) que reconocen las características del enemigo, servirán constantemente al sistema inmune en el futuro. En un posible segundo ataque, el sistema inmune, con la información de esas células, dispondrá de los elementos para reaccionar antes que el enemigo se haga fuerte. A ello se debe que no suframos por segunda vez paperas o sarampión, es decir, a la memoria de nuestro sistema inmune. ¿Quien crea el sistema inmune? Después de toda la información que hemos examinado, debemos tomarnos un tiempo para pensar acerca de cómo este sistema inmune perfecto, al cual debemos nuestras vidas, ha pasado a existir. Evidentemente, está operando un plan perfecto. Todo lo que se necesita para ese plan existe íntegramente: las células macrófagas, la substancia pirógena, el centro de elevación de la fiebre en el cerebro, los mecanismos que la elevan, las células B, las células T, el armamento... ¿Cómo ha surgido a la vida todo ese sistema perfecto? La teoría de la evolución, que propone que los seres vivientes aparecieron por casualidad, no puede explicar cómo se produjo este sistema complejo. La suposición de la teoría de la evolución es que los seres y sistemas con vida se organizaron paso a paso, mediante la acumulación de pequeñas coincidencias. Sin embargo, el sistema inmune no pudo originarse así de ninguna manera, sino que debe haber pasado a existir completo y sin defectos, con todos sus componentes íntegros. Esta realidad transforma la idea de "coincidencia" o "casualidad", en algo sin sentido. Entonces, ¿quién proyectó ese plan tan perfecto? ¿Quién es el que sabe que la fiebre debe elevarse y que esa es la única manera de que la energía que necesita el ejército de defensa no se gaste en vano? ¿Son las células macrófagas?. Estas no son más que células diminutas. No tienen la capacidad de pensar. Son organismos vivos que obedecen una orden superior establecida, y cumplen con sus deberes. ¿Es el ser humano? Por cierto que no. La gente ni siquiera es consciente de la forma en que opera en el propio cuerpo ese sistema tan perfecto, el cual, sin embargo, nos protege de una rápida muerte segura. Es obvio que quien creó ese sistema y quien creó todo el cuerpo humano debe ser el Creador, Quien tiene una capacidad y conocimiento exaltados. Ese Creador es Dios, Quien ha creado el cuerpo humano a partir de una "gota de fluido".

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.........وَالْعَصْرِ * إِنَّ الإِنسَانَ لَفِي خُسْرٍ * إِلاَّ الَّذِينَ ءَامَنُوا وَعَمِلُوا الصَّالِحَاتِ وَتَوَاصَوْا بِالْحَقِّ وَتَوَاصَوْا بِالصَّبْرِ ﴾ Bienvenido a Qumrán.La historia es una sola que se a entretejé en una sola con la política,económia,cultura y creencias.

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