El asunto del Imamato es lo que particularmente distingue a la Escuela Shiíta de las demás escuelas. Es ésta la diferencia básica y fundamental que separa a esta escuela de las demás. Otras diferencias no son fundamentales, sino que son de Furu (del ámbito de las prácticas, no de las creencias) o Usul. Tales diferencias son de importancia secundaria y también se encuentran entre los Imames (líderes religiosos) de las escuelas de la comunidad mayoritaria de los musulmanes (es decir, de las escuelas sunnitas).
Las cuatro Escuelas sunnitas, Hanafita, Hanbalita, Shafiíta y Malikita (llamadas así por los nombres de sus fundadores), se diferencian entre sí por las prácticas (furu), y en este ámbito existen tantas diferencias entre las Escuelas Sunnitas entre sí como las hay entre ellas y la Escuela Shiíta.
Por ejemplo, un gran número de leyes de los hanafitas no corresponden con las de los shafi’itas.
De acuerdo a la escuela imamita, el Imamato es un cargo Divino, como la Profecía, que Dios otorga a quien Él quiere a través de Su Profeta, a quien le ordena que encamine a la gente hacia él (hacia el Imam) y que les encomiende que lo sigan.
Los shi’ítas creen que Dios Todopoderoso ordenó a Su Profeta (BP) que señale a ‘Alí Ibn Abi Talib (P) como su sucesor, como una bandera para la gente, para que después de culminada la Profecía, la Misión de difundir el Islam pudiera ser continuada (lo cual era una necesidad, dado que no habría más Profetas después de Muhammad -BP-). El santo Profeta (BP) sabía que esta designación sería mirada con molestia por algunos sectores. Muchos considerarían que la misma se debía a su amor por su primo paterno o al hecho de que era su yerno.
Es bastante obvio que desde el inicio de la era islámica hasta el presente, la gente no tenía el mismo nivel de fe y certeza respecto de la santidad del Profeta (BP) y su infalibilidad en cuanto a sus deseos y objetivos. Con todo, Dios, glorificado sea, no consideró este asunto como un obstáculo. Entonces le reveló:
“¡Oh, Profeta! ¡Proclama lo que se te ha revelado departe de tu Señor! Si así no lo hicieres, no habrías cumplido Su mensaje...” (5:67).
Con esta advertencia tan fuerte, era inevitable para él acatar Su orden. En consecuencia, después de la última peregrinación, el santo Profeta (BP) reunió a la gente en Gadir Jum (antes de que los peregrinos se dispersasen) y se dirigió a ellos en los siguientes términos que todos pudieron escuchar:
“¿Acaso yo no soy más digno respecto a los creyentes que ellos mismos?
Entonces todos los presentes exclamaron al unísono: “¡Sí! (¡Por supuesto, oh, Profeta de Dios!). Después de esto (del reconocimiento de la autoridad del Mensajero de Dios y de su superioridad), el santo Profeta (BP) declaró (mientras alzaba el brazo de ‘Alí -P- para que todos lo viesen):
“Aquel de quien yo soy su ‘maula’ (señor, protector, autoridad), ‘Alí es su ‘maula’“.
Además, el santo Profeta (BP) confirmó esto en muchas otras oportunidades en forma explícita o alusiva, a veces de manera implícita y otras veces de forma bastante abierta. De esta manera, el Profeta (BP) concretó su deber y la orden de Dios al respecto, llevando a cabo su tarea ante Dios.
Sin embargo, luego de él (BP) algunos eminentes musulmanes interpretaron estas claras órdenes según sus gustos, con el argumento de considerar los intereses del Islam. Entonces, ellos adelantaron algunas cuestiones y atrasaron otras (modificando las cosas) con la excusa de que cada situación y acontecimiento conllevaba tal exigencia.
No obstante, Alí (P) y algunos compañeros de rango más elevado, se mantuvieron alejados o se abstuvieron de dar el juramento de fidelidad (a un califa que no fuera ‘Alí). Pero él vio que su abstención de concordar con ellos y de vivir en paz con ellos resultaba en un gran perjuicio para el Islam, quizás llevando incluso al corte y destrucción de su raíz recién originada y todavía muy joven. Por eso él aceptó esto. Por otro lado, todos conocen la grandeza y nobleza que el Islam tenía ante sus ojos y su celo y afán por esta religión. Por eso, él se abnegó y se sacrificó a sí mismo y a todo lo que tenía en este camino. La historia del Islam jamás olvida todo su esfuerzo y dedicación al respecto. Además él vio que quienes manejaban los asuntos de los musulmanes se esforzaban por el fortalecimiento del Islam y su extensión, lo cual era su deseo y el objetivo de su imamato. Por todas estas cuestiones, él brindó el juramento de fidelidad. Pero cuando Mu’awiyah comenzó a ostentar el gobierno islámico y la autoridad bajo la subyugación, iniciando su actividad destructiva, Amir Al Mu’minin (P) personalmente se alzó en su contra. Apoyar a un hombre como Mu’awiyah y tolerar su política desviada, habría sido como un veneno mortal para el Islam. Y el deber más elevado de Alí (P) era proteger a la religión Divina. El sabía que estar de acuerdo con Mu’awiyah, vivir en paz con él y dejarlo como gobernante (no como líder) era un gran daño y un inconveniente imposible de pasar por alto. Entonces inevitablemente se vio forzado a combatirlo y oponérsele.
En resumen, los Imamitas dicen: Nosotros somos seguidores de Alí (P), somos amigos de cualquiera que tome a Alí (P) como amigo y somos enemigos de cualquiera que lo tome como enemigo. Esto se basa en las palabras del santo Profeta (BP):
“¡Oh, Dios! ¡Sé Amigo de aquél que ame a ‘Alí (o sea amigo de ‘Alí) y sé enemigo de todo aquel que lo odie (o que haga enemistad con él)!” 5:67
El Imam ‘Alí (P) había sido criado por el Profeta Muhammad (BP). Vivía con él en casa de Jadiya lo acompañaba a todos lados. Era hijo de Abi Talib, el tío del Profeta que había sido su tutor. Cuando luego de la emigración a Medina el Profeta realizó la hermandad entre los musulmanes, realizando a ‘Alí como su hermano. Poco tiempo después se casó con Fátima (P), la hija menor del Profeta, pasando a ser su yerno. Debido a la amplia cercanía que había entre ambos y a la preferencia que el Profeta siempre mostraba respecto a ‘Alí, cuando el Ángel Gabriel descendió para decirle al Profeta que hiciera pública la designación de ‘Alí como su sucesor, en la peregrinación de la despedida, el Profeta (BP) alegó que sus compañeros dirían que él hacía esto por el parentesco que los unía. Entonces Dios le reveló la aleya arriba menciona, ordenándole la designación, y ocurrió el famoso evento de Gadir Jum.
Esta tradición de Gadir Jum se encuentra mencionada en numerosos tratados tanto sunnitas como shiítas. Se menciona que luego el Profeta (BP) expresó: “Dios es más grande, puesto que la religión se ha perfeccionado, la merced de Dios se ha completado, Su complacencia se ha alcanzado y la supremacía de ‘Alí se ha establecido. “ Y luego suplicó: “¡Oh, Dios! ¡Sé amigo de los amigos de ‘Alí, y enemigo de sus enemigos! ¡Ayuda a quien lo ayude y humilla a quien le de la espalda! ¡Hazlo el eje de la verdad!” También se menciona que luego de la designación se montó una carpa y todos los presentes pasaron a saludar al Imam ‘Alí y jurarle obediencia. Uno de los primeros en saludarlo fue ‘Umar Ibn Al Jattab, quien luego sería el segundo califa, diciéndole: “Ojala que esta función te sea agradable, pues tú eres ahora mi jefe y el jefe de todos los creyentes.”
Nuestro amor hacia Alí y sus hijos (P) es igual que nuestro amor al Profeta (BP) y es su obediencia. Dice un poeta:
“¡Por Dios! La gente no ignoraba su situación, pero ellos ocultaron la verdad a sabiendas”.
Pero todas estas cuestiones van más allá de nuestra discusión sobre el Imamato. Por lo tanto, regresaremos a concluir este tema.
Así decimos que los shiítas Imamitas creen que Dios, Exaltado sea, nunca abandona al mundo sin una evidencia para Sus siervos, un Profeta o Imam, ya sea que estén manifiestos u ocultos. El santo Profeta (BP) a través de una orden explícita, hizo a Alí su sucesor. Alí hizo su sucesor al Imam Rasan. El Imam Hasan hizo a su hermano, el Imam Husain su sucesor. De esta forma la cadena continuó (con los descendientes del Imam Husain) hasta el onceavo Imam. El onceavo Imam, Hasan Al Askari, hizo su sucesor a su hijo, el doceavo Imam, el Imam de la época, el “único esperado (el Imam Mahdi), el Vice-regente de Dios.
Esta creencia (sobre la necesidad de la presencia de un Imam o huyyat -evidencia-) no es una innovación de los shiítas, sino que más bien es una Práctica Divina (Sunnatul iI.lahia) que comenzó con Adán (P) y culminó con el último de los Profetas (Muhammad -BP).
El Profeta (BP) también dijo: “¡Oh, ‘Alí! Sólo son creyentes quienes te aman, y sólo son hipócritas quienes te detestan.” Y dijo: “No detesta a ‘Alí sino un miserable y no ama a Alí excepto un piadoso. “ Y también expresó en reiteradas ocasiones: “‘Alí es parte mía y yo soy de Alí”. Es decir que amar a Alí equivale a amar al Profeta, y odiar a ‘Alí es como odiar al mismo Profeta.
Existen innumerables obras escritas por eminentes ulamá (sabios islámicos) sobre este tema. A continuación exponemos una lista de nombres de ulamá de la primera centuria que han desarrollado el tema de la sucesión (escribiendo tratados sobe el legado o “wasiiah “):
1. Hisham Ibn Al Hakam.
2. Husain Ibn Sa’id.
3. Hakam Ibn Meskin.
4. ‘Alí Ibn AI Mugeirah.
5. ‘Alí Ibn Husain Ibn Fadl.
6. Muhammad Ibn ‘Alí Ibn Fadl.
7. Ibrahim Ibn Muhammad Ibn Sa’id Ibn Hilal.
8. Ahmad Ibn Muhammad Jaüd Al Barqi (autor de Al Mahasin).
9. El gran historiador Abdul Aziz Ibn Iahia Al Yuludi.
La mayoría de los escritores pertenecen a la primera y segunda centuria. Pero el número de escritores de la tercera centuria también es largo:
1.‘Alí Ibn Raáb.
2.Iahia Ibn Mustafá.
3.Muhammad Ibn Ahmad As-Sabuni.
4. Muhammad Ibn Al Hasan Ibn Farui.
5. El famoso historiador ‘Alí Ibn Al Husein al Mas’udú autor de “Muruy Ad-Dahab”.
6. El sheij At Tafifah Muhammad Ibn Al Hasan At Tusi.
7. El conocido Muhammad Ibn ‘Alí Ash Shalmaghani.
8. Musa Ibn Al Hasan Ibn ‘Amir.
Los libros escritos a partir de la cuarta centuria a duras penas se pueden contar.
Al Mas’udi en su famosa obra “Izbatul Wasiyah” escribió: “Cada Profeta ha tenido doce sucesores “. El autor de los nombres de todos ellos y además escribe brevemente una biografía de cada uno de ellos.
Al final de su obra, él se explaya con mayor detalle acerca de los doce Imames (sucesores del Profeta Muhammad -BP-).
Estas son parte de las cosas que los sabios han escrito sobre el Imamato, estableciendo argumentos intelectuales y narraciones sobre el tema. Nosotros no transcribimos estas cuestiones aquí por falta de espacio.
Por otro lado, los shiítas han sido el blanco de todo tipo de ataques por parte tanto de musulmanes como de no musulmanes por el asunto de la existencia del doceavo Imam. Por consiguiente, nos vemos en la necesidad de explicar esta creencia un poco más detalladamente.
Aquellos grupos (que atacan a la shi’ah por este tema) piensan que los shiítas creen en algo ridículo y sin fundamento. Sin embargo, cuando nosotros examinamos el punto de vista de sus críticas, encontramos que ellas se basan en dos dudas bastante ingenuas, a saber:
1). La primera expresa lo siguiente: ¿Cómo una persona naturalmente puede vivir más de mil años? Respecto a esto, nos gustaría llamar la atención a los lectores acerca de la edad del Profeta Noé (P). De acuerdo a los claros dichos coránicos, el Profeta Noé (P) vivió novecientos cincuenta años llamando a la gente a la misión a Dios (29:14). De acuerdo con la opinión citada por los escritores, la edad del Profeta Noé (P) fue como mínimo de mil seiscientos años. Otros ulamá han ido más lejos, declarando que vivió tres mil años.
Los sabios del “hadiz” de la comunidad mayoritaria (sunnita) también reconocen la longevidad de muchas otras personas aparte de Noé, diciendo que ellos tenían más años que él. El gran sabio An Nuwi en su libro Tahdhibul Asma escribe lo siguiente:
“Aunque existe una gran diferencia de opiniones entre los ulamá acerca de la profecía y edad de Jidr (P), la mayoría de los sabios admite que él aún está presente entre nosotros. Además, los sufis y los urafa declaran unánimemente que él aún está vivo entre la gente y cuentan innumerables historias acerca de su reunión con ellos, las preguntas que le hicieron y sus respuestas, las enseñanzas tomadas de él, su presencia en lugares nobles y santos, etc., todo lo cual es bastante conocido y no es necesario que lo mencionemos”.
El sheij Abu ‘Umar Ibn Salah en sus fatuas (dictámenes) expresa: “La mayoría de los ulamá, los justos y la gente común creen que él (el Jidr) está vivo. Pero algunos comentadores no aceptan esto”.
Yo quisiera recordar que el sheij Abu ‘Umar en otro lugar y Zamajshari en su Rabi al Abrar han escrito:
“Los musulmanes son unánimes en su convicción de que cuatro Profetas aún están vivos con nosotros: Dos de ellos, Jesús e Idris (P), en el cielo, y otros dos, Jidr e Ilías (P), en la tierra. Jidr nació en la época de Abraham (P), el padre de los Profetas. Aquéllos que vivieron cientos de años, sobrepasando la edad natural común son muchos”.
Al.lamah As-Sayyid Al Murtada menciona en su Amali algunos de ellos y el sheij As-Saduq en su Kamalud Din da una lista aún más extensa.
Incluso en la actualidad podemos encontrar personas que han vivido ciento veinte años y aún más.
Dijo el Imam Sadiq (P): “Desde que está establecido que existe un Creador muy por encima de nosotros y muy por encima también de todo lo creado, Quien es Omnisapiente, Exaltadísimo, Aquel que no puede de ninguna manera ser visto o captado por Sus criaturas, de tal forma que pudiese haber una relación directa entre Él y Sus criaturas o viceversa, de modo tal que Él pudiese discutir con Sus criaturas y ellas pudieran replicarle en su momento, entonces queda demostrado que existen enviados que establecen un vínculo entre El y Sus criaturas y siervos, guiarlos hacia aquello que es bueno y provechoso para ellos y hacia aquello que al ser abandonado trae como consecuencia la aniquilación. De este modo queda demostrado que existen entre Sus criaturas aquellos que ordenan y prohíben en nombre del Omnisapiente, el Conocedor de todas las cosas, y quienes hablan en nombre suyo, Poderoso y Majestuoso. Ellos son los Profetas, los selectos de entre Sus criaturas, los sabios que enseñan la sabiduría, quienes han sido enviados con la sabiduría (para Sus criaturas). Aunque ellos tienen un aspecto común, no comparten sus estados con la gente. Han sido auxiliados con la sabiduría por parte del Sapientísimo. Esto ha sido establecido para todas las épocas y todos los tiempos, de acuerdo de las evidencias y pruebas que los Profetas y Mensajeros (P) han traído, de tal forma que la tierra de Dios no sea privada de la prueba, quien posee la evidencia de la autenticidad de sus palabras y quien requiere obediencia a sus justas ordenes”. También dijo: “Ciertamente el mundo no puede permanecer sin un Imam, de tal forma que él regrese a los creyentes a la verdad cuando ellos agregan algo, y cuando ellos omitan algo él lo complete para ellos”.
Desde el punto de vista científico e intelectual resulta lógico considerar que aquél que puede preservar la vida por un día pueda hacerlo por miles de años. Lo máximo que puede decirse es que se trata de algo extraordinario, sobrenatural (fuera de lo común). Pero, ¿acaso lo sobrenatural es algo extraño o poco común en los Profetas y auliá’ (los cercanos) a Dios?
Si se consulta en las páginas de los antiguos tomos de la revista Muqtatif, se pueden encontrar artículos escritos por sabios occidentales que de manera científica han demostrado que un ser humano es capaz de obtener en este mundo una vida eterna. Algunos grandes pensadores occidentales incluso afirman que si la espada de Ibn Mulyam (la maldición de Dios sea sobre él) no hubiera golpeado a ‘Alí Ibn Abi Talib (P), él hubiera vivido para siempre. Justificamos esta presunción en el hecho de que el santo Imam había sido dotado de nobles cualidades de excelencia y salud. Mucho se podría agregar en este punto, pero el tamaño de este escrito no nos permite mayores discusiones.
2). La segunda objeción que se plantea sobre este tema es qué ventajas se obtienen de un Imam que está oculto, cuya existencia o no existencia resultan iguales para nosotros (pues no está a nuestro alcance).
Al respecto, nos gustaría saber si quienes plantean tal objeción creen conocer todos los secretos del mundo y consideran haber comprendido todas las filosofías de las leyes celestiales, sin que exista para ellos ningún punto oscuro ni en el ámbito de la creación ni en el de la religión. (Por otro lado, ¿es necesario que el ser humano conozca todos estos secretos en detalle?) Existen seguramente muchas cuestiones cuyos objetivos y realidades se nos mantienen ocultos, sin que podamos llegar a conocerlas aún hoy en día. Por ejemplo, una piedra en sí misma no beneficia ni daña al ser humano. Sin embargo, nosotros besamos la Hayyarul Aswad (la Piedra Negra, en la Santa Ka’ba en La Meca durante la Peregrinación). Podríamos preguntar: ¿Cuál es la sabiduría oculta en esto?
La plegaria del magrib (ocaso) consta de tres rak’ah (ciclos), mientras que la del isha (noche) consta de cuatro unidades y la del fayr (alba) sólo contiene dos ciclos. ¿Qué sabiduría oculta hay en tales diferencias entre las oraciones?
Deberíamos darnos cuenta de que existe un gran número de asuntos de los cuales ni un Arcángel cercano ni un Profeta tienen conocimiento. Por ejemplo, acerca del conocimiento de la “Hora Final” y cosas semejantes. Dios Altísimo ha dicho en el Sagrado Corán:
“Ciertamente sólo Dios sabe sobre la Hora (el Día del Juicio Final) y hace descender la llovía...” (31:34)
Aparte de esto, existen muchas otras cosas que han sido mantenidas en secreto para nosotros, alguno más que otro, cuya justificación es desconocida. Por ejemplo, nosotros podríamos referirnos al Ismul A’zam (el nombre más grande -de Dios-), a la Noche del Destino (Lailatul Qadr) y el momento preciso para la aceptación de la invocación, etc. En resumen, no hay por qué sorprenderse de que Dios realice algo o sentencie algo cuya sabiduría oculta no sea clara para nosotros (y nadie puede decir que esto es imposible).Sí, podemos debatir sobre si este tema ha tenido lugar o no.
Si existe algo que fue probado por narraciones auténticas del Santo Profeta (BP) y de sus sucesores infalibles (los santos Imames), debemos aceptarlo. No hay otra opción. Sería vano entrar en discusión acerca de la naturaleza de la sabiduría y la obligación del ser humano de encontrar una razón para todo.
En la medida de lo posible nos hemos abstenido deliberadamente de proveer argumentos y pruebas sobre este asunto. Existen ya grandes volúmenes en los cuales estos puntos han sido discutidos en detalle. Además, si miramos al Qaiem (el Ausente) de la familia de Muhammad (el que se levantará de la descendencia de Muhammad –BP-, es decir, el Imam Mahdi –P–), el que actualmente existe de la Descendencia de Muhammad (BP), hay un gran número de tradiciones auténticas acerca de su levantamiento en los textos de conocimiento de ambas escuelas.
Aunque reconozcamos el hecho de que Dios conoce mejor la sabiduría del ocultamiento del Imam Mahdi (P) y que nosotros no sabemos nada sobre este tema, hemos mencionado algunas respuestas al respecto debido a las inquietudes que los mismos shiítas comunes nos han planteado sobre el asunto con el afán de dilucidar algo de los secretos del mismo. Pero no podemos apoyarnos completamente en estas respuestas, ya que a veces un hombre capta y comprende un asunto pero no puede explicarlo (pues las palabras no lo abarcan por completo). Lo último que mencionaremos sobre este tema es que en todas las épocas ha sido necesaria la presencia de un Imam. El mundo no puede permanecer sin la existencia de un Guía señalado por Dios. Su misma existencia es de por sí una merced. En consecuencia, descubrir la sabiduría oculta en la acción de Dios sobre este tema no es necesario. Los argumentos al respecto existen en otras obras escritas. Acá con esto es suficiente, si Dios quiere.
Dijo el Imam ‘Alí (P) sobre sí mismo: Mira a tu Imam, él satisfizo de este mundo con dos ropas viejas y dos pedazos de pan... Estoy seguro que algunos dirán que si el hijo de Abi Talib come tan poco y vive al límite de la inanición, seguramente habrá de debilitarse y quedará exhausto, sin capacidad para enfrentar al enemigo en el campo de batalla. Pero debes recordar que los árboles fuertes crecen en los límites del desierto, teniendo una madera potente, mientras que los que se encuentran en tierras pantanosas tienen una corteza delgada y madera blanda... “
Las cuatro Escuelas sunnitas, Hanafita, Hanbalita, Shafiíta y Malikita (llamadas así por los nombres de sus fundadores), se diferencian entre sí por las prácticas (furu), y en este ámbito existen tantas diferencias entre las Escuelas Sunnitas entre sí como las hay entre ellas y la Escuela Shiíta.
Por ejemplo, un gran número de leyes de los hanafitas no corresponden con las de los shafi’itas.
De acuerdo a la escuela imamita, el Imamato es un cargo Divino, como la Profecía, que Dios otorga a quien Él quiere a través de Su Profeta, a quien le ordena que encamine a la gente hacia él (hacia el Imam) y que les encomiende que lo sigan.
Los shi’ítas creen que Dios Todopoderoso ordenó a Su Profeta (BP) que señale a ‘Alí Ibn Abi Talib (P) como su sucesor, como una bandera para la gente, para que después de culminada la Profecía, la Misión de difundir el Islam pudiera ser continuada (lo cual era una necesidad, dado que no habría más Profetas después de Muhammad -BP-). El santo Profeta (BP) sabía que esta designación sería mirada con molestia por algunos sectores. Muchos considerarían que la misma se debía a su amor por su primo paterno o al hecho de que era su yerno.
Es bastante obvio que desde el inicio de la era islámica hasta el presente, la gente no tenía el mismo nivel de fe y certeza respecto de la santidad del Profeta (BP) y su infalibilidad en cuanto a sus deseos y objetivos. Con todo, Dios, glorificado sea, no consideró este asunto como un obstáculo. Entonces le reveló:
“¡Oh, Profeta! ¡Proclama lo que se te ha revelado departe de tu Señor! Si así no lo hicieres, no habrías cumplido Su mensaje...” (5:67).
Con esta advertencia tan fuerte, era inevitable para él acatar Su orden. En consecuencia, después de la última peregrinación, el santo Profeta (BP) reunió a la gente en Gadir Jum (antes de que los peregrinos se dispersasen) y se dirigió a ellos en los siguientes términos que todos pudieron escuchar:
“¿Acaso yo no soy más digno respecto a los creyentes que ellos mismos?
Entonces todos los presentes exclamaron al unísono: “¡Sí! (¡Por supuesto, oh, Profeta de Dios!). Después de esto (del reconocimiento de la autoridad del Mensajero de Dios y de su superioridad), el santo Profeta (BP) declaró (mientras alzaba el brazo de ‘Alí -P- para que todos lo viesen):
“Aquel de quien yo soy su ‘maula’ (señor, protector, autoridad), ‘Alí es su ‘maula’“.
Además, el santo Profeta (BP) confirmó esto en muchas otras oportunidades en forma explícita o alusiva, a veces de manera implícita y otras veces de forma bastante abierta. De esta manera, el Profeta (BP) concretó su deber y la orden de Dios al respecto, llevando a cabo su tarea ante Dios.
Sin embargo, luego de él (BP) algunos eminentes musulmanes interpretaron estas claras órdenes según sus gustos, con el argumento de considerar los intereses del Islam. Entonces, ellos adelantaron algunas cuestiones y atrasaron otras (modificando las cosas) con la excusa de que cada situación y acontecimiento conllevaba tal exigencia.
No obstante, Alí (P) y algunos compañeros de rango más elevado, se mantuvieron alejados o se abstuvieron de dar el juramento de fidelidad (a un califa que no fuera ‘Alí). Pero él vio que su abstención de concordar con ellos y de vivir en paz con ellos resultaba en un gran perjuicio para el Islam, quizás llevando incluso al corte y destrucción de su raíz recién originada y todavía muy joven. Por eso él aceptó esto. Por otro lado, todos conocen la grandeza y nobleza que el Islam tenía ante sus ojos y su celo y afán por esta religión. Por eso, él se abnegó y se sacrificó a sí mismo y a todo lo que tenía en este camino. La historia del Islam jamás olvida todo su esfuerzo y dedicación al respecto. Además él vio que quienes manejaban los asuntos de los musulmanes se esforzaban por el fortalecimiento del Islam y su extensión, lo cual era su deseo y el objetivo de su imamato. Por todas estas cuestiones, él brindó el juramento de fidelidad. Pero cuando Mu’awiyah comenzó a ostentar el gobierno islámico y la autoridad bajo la subyugación, iniciando su actividad destructiva, Amir Al Mu’minin (P) personalmente se alzó en su contra. Apoyar a un hombre como Mu’awiyah y tolerar su política desviada, habría sido como un veneno mortal para el Islam. Y el deber más elevado de Alí (P) era proteger a la religión Divina. El sabía que estar de acuerdo con Mu’awiyah, vivir en paz con él y dejarlo como gobernante (no como líder) era un gran daño y un inconveniente imposible de pasar por alto. Entonces inevitablemente se vio forzado a combatirlo y oponérsele.
En resumen, los Imamitas dicen: Nosotros somos seguidores de Alí (P), somos amigos de cualquiera que tome a Alí (P) como amigo y somos enemigos de cualquiera que lo tome como enemigo. Esto se basa en las palabras del santo Profeta (BP):
“¡Oh, Dios! ¡Sé Amigo de aquél que ame a ‘Alí (o sea amigo de ‘Alí) y sé enemigo de todo aquel que lo odie (o que haga enemistad con él)!” 5:67
El Imam ‘Alí (P) había sido criado por el Profeta Muhammad (BP). Vivía con él en casa de Jadiya lo acompañaba a todos lados. Era hijo de Abi Talib, el tío del Profeta que había sido su tutor. Cuando luego de la emigración a Medina el Profeta realizó la hermandad entre los musulmanes, realizando a ‘Alí como su hermano. Poco tiempo después se casó con Fátima (P), la hija menor del Profeta, pasando a ser su yerno. Debido a la amplia cercanía que había entre ambos y a la preferencia que el Profeta siempre mostraba respecto a ‘Alí, cuando el Ángel Gabriel descendió para decirle al Profeta que hiciera pública la designación de ‘Alí como su sucesor, en la peregrinación de la despedida, el Profeta (BP) alegó que sus compañeros dirían que él hacía esto por el parentesco que los unía. Entonces Dios le reveló la aleya arriba menciona, ordenándole la designación, y ocurrió el famoso evento de Gadir Jum.
Esta tradición de Gadir Jum se encuentra mencionada en numerosos tratados tanto sunnitas como shiítas. Se menciona que luego el Profeta (BP) expresó: “Dios es más grande, puesto que la religión se ha perfeccionado, la merced de Dios se ha completado, Su complacencia se ha alcanzado y la supremacía de ‘Alí se ha establecido. “ Y luego suplicó: “¡Oh, Dios! ¡Sé amigo de los amigos de ‘Alí, y enemigo de sus enemigos! ¡Ayuda a quien lo ayude y humilla a quien le de la espalda! ¡Hazlo el eje de la verdad!” También se menciona que luego de la designación se montó una carpa y todos los presentes pasaron a saludar al Imam ‘Alí y jurarle obediencia. Uno de los primeros en saludarlo fue ‘Umar Ibn Al Jattab, quien luego sería el segundo califa, diciéndole: “Ojala que esta función te sea agradable, pues tú eres ahora mi jefe y el jefe de todos los creyentes.”
Nuestro amor hacia Alí y sus hijos (P) es igual que nuestro amor al Profeta (BP) y es su obediencia. Dice un poeta:
“¡Por Dios! La gente no ignoraba su situación, pero ellos ocultaron la verdad a sabiendas”.
Pero todas estas cuestiones van más allá de nuestra discusión sobre el Imamato. Por lo tanto, regresaremos a concluir este tema.
Así decimos que los shiítas Imamitas creen que Dios, Exaltado sea, nunca abandona al mundo sin una evidencia para Sus siervos, un Profeta o Imam, ya sea que estén manifiestos u ocultos. El santo Profeta (BP) a través de una orden explícita, hizo a Alí su sucesor. Alí hizo su sucesor al Imam Rasan. El Imam Hasan hizo a su hermano, el Imam Husain su sucesor. De esta forma la cadena continuó (con los descendientes del Imam Husain) hasta el onceavo Imam. El onceavo Imam, Hasan Al Askari, hizo su sucesor a su hijo, el doceavo Imam, el Imam de la época, el “único esperado (el Imam Mahdi), el Vice-regente de Dios.
Esta creencia (sobre la necesidad de la presencia de un Imam o huyyat -evidencia-) no es una innovación de los shiítas, sino que más bien es una Práctica Divina (Sunnatul iI.lahia) que comenzó con Adán (P) y culminó con el último de los Profetas (Muhammad -BP).
El Profeta (BP) también dijo: “¡Oh, ‘Alí! Sólo son creyentes quienes te aman, y sólo son hipócritas quienes te detestan.” Y dijo: “No detesta a ‘Alí sino un miserable y no ama a Alí excepto un piadoso. “ Y también expresó en reiteradas ocasiones: “‘Alí es parte mía y yo soy de Alí”. Es decir que amar a Alí equivale a amar al Profeta, y odiar a ‘Alí es como odiar al mismo Profeta.
Existen innumerables obras escritas por eminentes ulamá (sabios islámicos) sobre este tema. A continuación exponemos una lista de nombres de ulamá de la primera centuria que han desarrollado el tema de la sucesión (escribiendo tratados sobe el legado o “wasiiah “):
1. Hisham Ibn Al Hakam.
2. Husain Ibn Sa’id.
3. Hakam Ibn Meskin.
4. ‘Alí Ibn AI Mugeirah.
5. ‘Alí Ibn Husain Ibn Fadl.
6. Muhammad Ibn ‘Alí Ibn Fadl.
7. Ibrahim Ibn Muhammad Ibn Sa’id Ibn Hilal.
8. Ahmad Ibn Muhammad Jaüd Al Barqi (autor de Al Mahasin).
9. El gran historiador Abdul Aziz Ibn Iahia Al Yuludi.
La mayoría de los escritores pertenecen a la primera y segunda centuria. Pero el número de escritores de la tercera centuria también es largo:
1.‘Alí Ibn Raáb.
2.Iahia Ibn Mustafá.
3.Muhammad Ibn Ahmad As-Sabuni.
4. Muhammad Ibn Al Hasan Ibn Farui.
5. El famoso historiador ‘Alí Ibn Al Husein al Mas’udú autor de “Muruy Ad-Dahab”.
6. El sheij At Tafifah Muhammad Ibn Al Hasan At Tusi.
7. El conocido Muhammad Ibn ‘Alí Ash Shalmaghani.
8. Musa Ibn Al Hasan Ibn ‘Amir.
Los libros escritos a partir de la cuarta centuria a duras penas se pueden contar.
Al Mas’udi en su famosa obra “Izbatul Wasiyah” escribió: “Cada Profeta ha tenido doce sucesores “. El autor de los nombres de todos ellos y además escribe brevemente una biografía de cada uno de ellos.
Al final de su obra, él se explaya con mayor detalle acerca de los doce Imames (sucesores del Profeta Muhammad -BP-).
Estas son parte de las cosas que los sabios han escrito sobre el Imamato, estableciendo argumentos intelectuales y narraciones sobre el tema. Nosotros no transcribimos estas cuestiones aquí por falta de espacio.
Por otro lado, los shiítas han sido el blanco de todo tipo de ataques por parte tanto de musulmanes como de no musulmanes por el asunto de la existencia del doceavo Imam. Por consiguiente, nos vemos en la necesidad de explicar esta creencia un poco más detalladamente.
Aquellos grupos (que atacan a la shi’ah por este tema) piensan que los shiítas creen en algo ridículo y sin fundamento. Sin embargo, cuando nosotros examinamos el punto de vista de sus críticas, encontramos que ellas se basan en dos dudas bastante ingenuas, a saber:
1). La primera expresa lo siguiente: ¿Cómo una persona naturalmente puede vivir más de mil años? Respecto a esto, nos gustaría llamar la atención a los lectores acerca de la edad del Profeta Noé (P). De acuerdo a los claros dichos coránicos, el Profeta Noé (P) vivió novecientos cincuenta años llamando a la gente a la misión a Dios (29:14). De acuerdo con la opinión citada por los escritores, la edad del Profeta Noé (P) fue como mínimo de mil seiscientos años. Otros ulamá han ido más lejos, declarando que vivió tres mil años.
Los sabios del “hadiz” de la comunidad mayoritaria (sunnita) también reconocen la longevidad de muchas otras personas aparte de Noé, diciendo que ellos tenían más años que él. El gran sabio An Nuwi en su libro Tahdhibul Asma escribe lo siguiente:
“Aunque existe una gran diferencia de opiniones entre los ulamá acerca de la profecía y edad de Jidr (P), la mayoría de los sabios admite que él aún está presente entre nosotros. Además, los sufis y los urafa declaran unánimemente que él aún está vivo entre la gente y cuentan innumerables historias acerca de su reunión con ellos, las preguntas que le hicieron y sus respuestas, las enseñanzas tomadas de él, su presencia en lugares nobles y santos, etc., todo lo cual es bastante conocido y no es necesario que lo mencionemos”.
El sheij Abu ‘Umar Ibn Salah en sus fatuas (dictámenes) expresa: “La mayoría de los ulamá, los justos y la gente común creen que él (el Jidr) está vivo. Pero algunos comentadores no aceptan esto”.
Yo quisiera recordar que el sheij Abu ‘Umar en otro lugar y Zamajshari en su Rabi al Abrar han escrito:
“Los musulmanes son unánimes en su convicción de que cuatro Profetas aún están vivos con nosotros: Dos de ellos, Jesús e Idris (P), en el cielo, y otros dos, Jidr e Ilías (P), en la tierra. Jidr nació en la época de Abraham (P), el padre de los Profetas. Aquéllos que vivieron cientos de años, sobrepasando la edad natural común son muchos”.
Al.lamah As-Sayyid Al Murtada menciona en su Amali algunos de ellos y el sheij As-Saduq en su Kamalud Din da una lista aún más extensa.
Incluso en la actualidad podemos encontrar personas que han vivido ciento veinte años y aún más.
Dijo el Imam Sadiq (P): “Desde que está establecido que existe un Creador muy por encima de nosotros y muy por encima también de todo lo creado, Quien es Omnisapiente, Exaltadísimo, Aquel que no puede de ninguna manera ser visto o captado por Sus criaturas, de tal forma que pudiese haber una relación directa entre Él y Sus criaturas o viceversa, de modo tal que Él pudiese discutir con Sus criaturas y ellas pudieran replicarle en su momento, entonces queda demostrado que existen enviados que establecen un vínculo entre El y Sus criaturas y siervos, guiarlos hacia aquello que es bueno y provechoso para ellos y hacia aquello que al ser abandonado trae como consecuencia la aniquilación. De este modo queda demostrado que existen entre Sus criaturas aquellos que ordenan y prohíben en nombre del Omnisapiente, el Conocedor de todas las cosas, y quienes hablan en nombre suyo, Poderoso y Majestuoso. Ellos son los Profetas, los selectos de entre Sus criaturas, los sabios que enseñan la sabiduría, quienes han sido enviados con la sabiduría (para Sus criaturas). Aunque ellos tienen un aspecto común, no comparten sus estados con la gente. Han sido auxiliados con la sabiduría por parte del Sapientísimo. Esto ha sido establecido para todas las épocas y todos los tiempos, de acuerdo de las evidencias y pruebas que los Profetas y Mensajeros (P) han traído, de tal forma que la tierra de Dios no sea privada de la prueba, quien posee la evidencia de la autenticidad de sus palabras y quien requiere obediencia a sus justas ordenes”. También dijo: “Ciertamente el mundo no puede permanecer sin un Imam, de tal forma que él regrese a los creyentes a la verdad cuando ellos agregan algo, y cuando ellos omitan algo él lo complete para ellos”.
Desde el punto de vista científico e intelectual resulta lógico considerar que aquél que puede preservar la vida por un día pueda hacerlo por miles de años. Lo máximo que puede decirse es que se trata de algo extraordinario, sobrenatural (fuera de lo común). Pero, ¿acaso lo sobrenatural es algo extraño o poco común en los Profetas y auliá’ (los cercanos) a Dios?
Si se consulta en las páginas de los antiguos tomos de la revista Muqtatif, se pueden encontrar artículos escritos por sabios occidentales que de manera científica han demostrado que un ser humano es capaz de obtener en este mundo una vida eterna. Algunos grandes pensadores occidentales incluso afirman que si la espada de Ibn Mulyam (la maldición de Dios sea sobre él) no hubiera golpeado a ‘Alí Ibn Abi Talib (P), él hubiera vivido para siempre. Justificamos esta presunción en el hecho de que el santo Imam había sido dotado de nobles cualidades de excelencia y salud. Mucho se podría agregar en este punto, pero el tamaño de este escrito no nos permite mayores discusiones.
2). La segunda objeción que se plantea sobre este tema es qué ventajas se obtienen de un Imam que está oculto, cuya existencia o no existencia resultan iguales para nosotros (pues no está a nuestro alcance).
Al respecto, nos gustaría saber si quienes plantean tal objeción creen conocer todos los secretos del mundo y consideran haber comprendido todas las filosofías de las leyes celestiales, sin que exista para ellos ningún punto oscuro ni en el ámbito de la creación ni en el de la religión. (Por otro lado, ¿es necesario que el ser humano conozca todos estos secretos en detalle?) Existen seguramente muchas cuestiones cuyos objetivos y realidades se nos mantienen ocultos, sin que podamos llegar a conocerlas aún hoy en día. Por ejemplo, una piedra en sí misma no beneficia ni daña al ser humano. Sin embargo, nosotros besamos la Hayyarul Aswad (la Piedra Negra, en la Santa Ka’ba en La Meca durante la Peregrinación). Podríamos preguntar: ¿Cuál es la sabiduría oculta en esto?
La plegaria del magrib (ocaso) consta de tres rak’ah (ciclos), mientras que la del isha (noche) consta de cuatro unidades y la del fayr (alba) sólo contiene dos ciclos. ¿Qué sabiduría oculta hay en tales diferencias entre las oraciones?
Deberíamos darnos cuenta de que existe un gran número de asuntos de los cuales ni un Arcángel cercano ni un Profeta tienen conocimiento. Por ejemplo, acerca del conocimiento de la “Hora Final” y cosas semejantes. Dios Altísimo ha dicho en el Sagrado Corán:
“Ciertamente sólo Dios sabe sobre la Hora (el Día del Juicio Final) y hace descender la llovía...” (31:34)
Aparte de esto, existen muchas otras cosas que han sido mantenidas en secreto para nosotros, alguno más que otro, cuya justificación es desconocida. Por ejemplo, nosotros podríamos referirnos al Ismul A’zam (el nombre más grande -de Dios-), a la Noche del Destino (Lailatul Qadr) y el momento preciso para la aceptación de la invocación, etc. En resumen, no hay por qué sorprenderse de que Dios realice algo o sentencie algo cuya sabiduría oculta no sea clara para nosotros (y nadie puede decir que esto es imposible).Sí, podemos debatir sobre si este tema ha tenido lugar o no.
Si existe algo que fue probado por narraciones auténticas del Santo Profeta (BP) y de sus sucesores infalibles (los santos Imames), debemos aceptarlo. No hay otra opción. Sería vano entrar en discusión acerca de la naturaleza de la sabiduría y la obligación del ser humano de encontrar una razón para todo.
En la medida de lo posible nos hemos abstenido deliberadamente de proveer argumentos y pruebas sobre este asunto. Existen ya grandes volúmenes en los cuales estos puntos han sido discutidos en detalle. Además, si miramos al Qaiem (el Ausente) de la familia de Muhammad (el que se levantará de la descendencia de Muhammad –BP-, es decir, el Imam Mahdi –P–), el que actualmente existe de la Descendencia de Muhammad (BP), hay un gran número de tradiciones auténticas acerca de su levantamiento en los textos de conocimiento de ambas escuelas.
Aunque reconozcamos el hecho de que Dios conoce mejor la sabiduría del ocultamiento del Imam Mahdi (P) y que nosotros no sabemos nada sobre este tema, hemos mencionado algunas respuestas al respecto debido a las inquietudes que los mismos shiítas comunes nos han planteado sobre el asunto con el afán de dilucidar algo de los secretos del mismo. Pero no podemos apoyarnos completamente en estas respuestas, ya que a veces un hombre capta y comprende un asunto pero no puede explicarlo (pues las palabras no lo abarcan por completo). Lo último que mencionaremos sobre este tema es que en todas las épocas ha sido necesaria la presencia de un Imam. El mundo no puede permanecer sin la existencia de un Guía señalado por Dios. Su misma existencia es de por sí una merced. En consecuencia, descubrir la sabiduría oculta en la acción de Dios sobre este tema no es necesario. Los argumentos al respecto existen en otras obras escritas. Acá con esto es suficiente, si Dios quiere.
Dijo el Imam ‘Alí (P) sobre sí mismo: Mira a tu Imam, él satisfizo de este mundo con dos ropas viejas y dos pedazos de pan... Estoy seguro que algunos dirán que si el hijo de Abi Talib come tan poco y vive al límite de la inanición, seguramente habrá de debilitarse y quedará exhausto, sin capacidad para enfrentar al enemigo en el campo de batalla. Pero debes recordar que los árboles fuertes crecen en los límites del desierto, teniendo una madera potente, mientras que los que se encuentran en tierras pantanosas tienen una corteza delgada y madera blanda... “