Pensemos en las personas de la antigua Arabia. Luchar por los feudos tribales, pillar y asesinar eran los rasgos principales de su sociedad cuando no tenían ninguna creencia en la vida después de la muerte. Pero en cuanto ellos aceptaron la creencia en un único Dios y en la vida después de la muerte, se volvieron una nación disciplinada. Dejaron sus vicios, se ayudaron mutuamente en horas de necesidad, y resolvieron todas sus disputas en base a la justicia y la igualdad. De manera semejante, el rechazo de la creencia en la vida después de la muerte no sólo tiene consecuencias en el más allá, sino también en este mundo.
Cuando una nación la niega en conjunto, todos los tipos de mal y corrupción se aceleran desenfrenados en esa sociedad y finalmente ésta alcanza su autodestrucción. El Corán menciona el fin terrible de las naciones de 'Aad, Zamud y el Faraón con no poco detalle:
“¡[LAS TRIBUS de] Zamud y Aad desmintieron [los anuncios de] esa calamidad repentina! En cuanto a los Zamud –fueron destruidos por un violento temblor [de tierra]; y los Aad –fueron destruidos por un rugiente vendaval, que Él desató contra ellos durante siete noches y ocho días sin parar, hasta que al final podía verse a aquella gente tendida [sin vida], como troncos huecos de palmera [arrancados]: ¿y ves ahora rastro alguno de ellos? Y también Faraón, y [muchos de] los que vinieron antes de él, y las ciudades que fueron vueltas del revés --[todos ellos] incurrieron en pecado tras pecado y se rebelaron contra los enviados de su Sustentador: ¡y entonces Él los agarró con una presa sumamente severa! [Y] en verdad: cuando las aguas [del diluvio] desbordaron todos los límites, fuimos Nosotros quienes os transportamos [a lugar seguro] en aquel arca flotante, para hacer de todo esto un recordatorio [perdurable] para todos vosotros, y para que todo oído atento lo retuviera conscientemente.
¡[Tened presente,] pues, [la Última Hora,] cuando se haga sonar la trompeta [del Juicio] con un solo trompetazo, y la tierra y las montañas sean alzadas y pulverizadas de un solo golpe! Ese Día habrá ocurrido lo que ha de ocurrir; y el cielo se partirá en pedazos -- pues ese Día lo hará quebradizo--; y los ángeles [aparecerán] en sus extremos, y, sobre los, ocho portarán en alto ese Día el trono de la omnipotencia de tu Sustentador... Ese Día se os hará comparecer: ni [siquiera] el más secreto de vuestros actos quedará oculto.
Aquel cuyo registro le sea entregado en su mano derecha, exclamará: “¡Venid todos! ¡Leed mi registro! ¡En verdad, sabía que tendría que enfrentarme [un día] a mi cuenta!” Gozará, entonces, de una existencia placentera, en un paraíso elevado, cuyos frutos estarán al alcance de la mano. [Y se dirá a todos esos bienaventurados:] „¡Comed y bebed complacidos por todo lo [bueno] que adelantasteis en días pasados!” Pero aquel cuyo registro le sea entregado en su mano izquierda, exclamará: “¡Ojalá no me hubiera sido mostrado mi registro, (26) ni hubiera conocido mi cuenta! ¡Ojalá esta [muerte mía] hubiera sido el fin de mí! ¡De nada me sirve cuanto he poseído, [y] se ha desvanecido mi poder de argumentar!‟” (Corán 69:4-29)
Por iiie.net
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