Dios resucitará a todo quien haya muerto, pero no a nuestro antojo o para nuestra curiosidad ociosa en el mundo terrenal; Dios tiene Su propio plan. Vendrá un día en que el universo
entero se destruirá, y entonces se presentará el muerto resucitado para estar de pie ante Dios. Ese día será el principio de la vida que nunca acabará, y ese Día, a cada persona se la premiará según sus actos buenos y malos.
La explicación que el Corán da sobre la necesidad de la vida después de que la muerte es eso que la conciencia moral del hombre demanda de él. Realmente, si no hay ninguna vida después de la muerte, la misma creencia en Dios tambalearía, o, aun creyendo, sería evidente que el Altísimo sería un inicuo y un Dios indiferente. Habría sido un Dios que creó al hombre, sólo para ser después de esto indiferente con su destino. Ciertamente, Dios no es así. Él castigará a los tiranos por sus crímenes: ¿acaso alguien habiendo matado inocentes, sembrado la corrupción en la sociedad, esclavizado a la gente para servir sus antojos y otras maldades no será castigado?
Por iiie.net
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