- LA MODERACIÓN EN LA COMIDA Y LA BEBIDA
El musulmán cuida adecuadamente su cuerpo, su salud y fortaleza. Por eso es moderado cuando se alimenta, evita ser glotón y consume solamente lo que necesita para mantener su cuerpo saludable y enérgico.
Dice Alá en el Corán:
{Y comed y bebed con mesura, porque Alá no ama a los inmoderados.} [7:31]
También el Profeta r aconsejaba la moderación en la comida y la bebida, dijo:
"No hay peor vasija que el ser humano pueda llenar que su propio estómago. Cuando coma que la comida ocupe sólo un tercio, la bebida sólo un tercio, y que deje un tercio para el aire". Hadîz Hasan, narrado por Ahmad, At-Tirmidhi
‘Umar t dijo:
‘Tened cuidado de llenar vuestros estómagos con comida y bebida, debido a que es dañino para el cuerpo y causa enfermedades y pereza para realizar las oraciones. Sed moderados cuando comáis y bebáis porque es más saludable para vuestros cuerpos, y además evitáis desperdiciar y derrochar vuestro dinero. Alá no ama al hombre gordo que vive pródigamente; por cierto que el hombre se condena cuando sus pasiones predominan sobre su religión".
El musulmán evita toda droga y estimulante, sobre todo aquellos que son claramente conocidos como Harâm. Se acuesta temprano y se levanta temprano, y no toma medicamentos salvo cuando se enferma. Además, todo en su estilo de vida apunta a promover su salud y energía.
El musulmán inteligente sabe que un creyente fuerte es más amado por Alá que uno débil, como lo dijo el Profeta r, por eso intenta fortalecer su cuerpo a través de un estilo de vida saludable.
- REALIZA EJERCICIOS REGULARMENTE:
Aunque el musulmán normalmente disfruta de su buena salud física, debido a que se abstiene de ingerir alimentos y bebidas prohibidos (Harâm) o perjudiciales, y evita los malos hábitos, como quedarse hasta muy tarde o hacer actividades que pueden ser insalubres, asimismo debe hacer un esfuerzo para mejorar su fuerza corporal.
Los hábitos saludables en las comidas que ingiere son complementados por un programa de ejercicios organizado, apropiado a su condición física y edad. Esto le da fuerza, energía y vitalidad a su cuerpo para cumplir mejor con los actos de adoración.
Para beneficiarse del ejercicio físico, planea una rutina regular y no la abandona. Todo esto lo hace organizada y sistemáticamente, sin excederse, y con moderación, como es la característica del verdadero musulmán en todo lugar y época.
- SU CUERPO Y SU ROPA ESTÁN LIMPIOS
El Islam quiere que el musulmán se distinga entre la gente por su higiene. Por eso tiene normas de higiene personal, bañándose frecuentemente de acuerdo con las enseñanzas del Profeta r, quién animó a que las personas se bañaran y usaran perfumes, sobre todo los días viernes, dijo:
"Bañaos los viernes y lavaos vuestras cabezas aunque no estéis en estado de Yanâbah, y perfumaos". Transmitido por Al-Bujâri
El Profeta r le dio tanto énfasis a la limpieza y a bañarse que algunos de los cuatro Imâmes[1] consideraron el Gusl obligatorio (Uâyib) antes de la oración del viernes.
Abû Hurairah t narró que el Profeta r dijo: "Es deber de todo musulmán tomar un baño al menos una vez cada siete días; lavarse el cuerpo y la cabeza". Transmitido por Al-Bujâri y Muslim
El verdadero musulmán mantiene sus ropas y calcetines limpios, revisándolos para estar seguro que no tienen olor desagradable. También usa perfumes. Se informó que ‘Umar t decía: ‘Quien gasta un tercio de su salario en perfumes no está derrochando dinero’.
El musulmán correcto cuida su boca para que no tener olor desagradable. Limpia sus dientes todos los días con un Siuâk, cepillo de dientes, pasta dentífrica y enjuagues.
‘Â'ishah t narró que el Profeta r siempre que se despertaba de dormir, ya sea de día o de noche, lo primero que hacía era limpiar sus dientes con el Siuâk antes incluso de realizar el Udû'. Hadîz Hasan transmitido por Ahmad y Abû Daûd
La importancia que el Profeta r le dio a la higiene bucal era tan grande que dijo:
"Si no fuera que sería una carga excesiva para mi nación les hubiera ordenado usar el Siuâk antes de cada oración". Transmitido por Al-Bujâri y Muslim
‘Â'ishah t fue preguntada acerca de qué era lo primero que hacía el Profeta r cuando llegaba a su hogar. Ella dijo: ‘Usaba el Siuâk’. Transmitido por Muslim
Lamentablemente algunos musulmanes descuidan estas enseñanzas que están en el corazón del Islam, y no prestan la atención debida a la higiene de sus bocas, cuerpos y ropa. Van a la mezquita o a otras reuniones religiosas o de estudio, e incomodan a sus hermanos con sus olores desagradables y ofenden a los Ángeles que rodean estas benditas reuniones. Lo sorprendente es el hecho que ellos escuchan y repiten el Hadîz del Profeta r que dice que aquel que come cebolla, ajo o puerro no debe ir a la mezquita porque su aliento puede perturbar a los Ángeles y a la gente, dice el Hadiz:
"Quien coma cebolla, ajo o puerro que no se acerque a nuestra mezquita, porque aquello que incomoda a las personas también incomoda a los Ángeles". Transmitido por Muslim
El Profeta r les prohibió a aquellos que habían comido estas verduras acercarse a la mezquita, para que la gente y los Ángeles no se incomoden por su mal aliento. Y estos olores son insignificantes a comparación con los provenientes de la ropa sucia, calcetines sucios, cuerpos sucios y bocas descuidadas de algunos individuos desaliñados que ofenden a otros en cualquier reunión.
El Imâm Ahmad y el Imâm An-Nasâ'i narraron que Yâbir t dijo:
El Mensajero de Alá r vino a visitarnos, y vio a una persona que tenía la ropa sucia, y dijo: "¿Acaso esta persona no encontró nada con que lavar su ropa?"
Al Profeta r no le gustaba que un musulmán apareciera ante la gente con la ropa sucia cuando tenía los medios para lavarlas. Él siempre animó a los musulmanes a vestirse con ropas limpias y a tener una apariencia aseada y atractiva. Decía r:
"No hay nada malo con guardar dos vestimentas especiales para los viernes, aparte de la ropa que uno usa diariamente para trabajar". Transmitido por Abû Daûd e Ibn Mâyah. Su Isnâd es Sahîh
El Islam continuamente estimula a que sus seguidores estén limpios, perfumados y aseados. Esto es lo que el Profeta r solía hacer, según nos informó Muslim citando a Anas Ibn Mâlik quien dijo: ‘Nunca olí un perfume de ámbar o almizcle que tenga mejor aroma que el perfume emanado del cuerpo del Mensajero de Alá r’.
Muchos hadices describen la limpieza de la ropa y cuerpo del Profeta, además de registrar que su sudor tenía un aroma muy agradable. Si él le daba la mano a una persona, su agradable olor permanecería en la mano de ese hombre durante el resto del día, y si ponía su mano en la cabeza de un niño éste se destacaba entre los demás debido al agradable perfume que le quedaba.
Al-Bujâri menciona en su libro At-Târîj Al-Kabîr que Yâbir dijo que el Profeta r siempre que pasaba por un lugar la gente sabía que él había pasado por la agradable fragancia que quedaba en el ambiente.
En una ocasión el Profeta r durmió en la casa de Anas. Hacía calor y él transpiró, entonces Umm Anas recolectó algo de su sudor en una pequeña botella. Entonces el Profeta r le preguntó por qué lo había hecho, y ella le contestó: ‘Éste es tu sudor; nosotros lo agregamos a nuestro perfume y se convierte en el mejor de los perfumes’. Transmitido por Muslim
Los musulmanes deben seguir la orden del Mensajero de cuidar el cabello y mantenerlo aseado de acuerdo con las enseñanzas del Islam. Abû Daûd cita de Abû Hurairah t que el Profeta r dijo: "Quien tenga cabello, que lo cuide adecuadamente".
Cuidar el cabello según las enseñanzas islámicas incluye lavarlo, peinarlo, perfumarlo y cortarlo adecuadamente.
El Profeta r no quería que la gente dejara su cabello despeinado y desaliñado, para que no se parezcan a animales salvajes, y describió a quien tuviera esa apariciencia como un Satán. En Al-Muatta' del Imâm Mâlik se transmite un Hadîz con un Isnâd Mursal de ‘Atâ' Ibn Iasâr, quien dijo: El Mensajero de Alá r estaba en la mezquita, cuando entró un hombre con el cabello y la barba desaliñada. El Profeta r le hizo una seña indicándole que debería arreglar su cabello y barba. El hombre se retiró e hizo lo que el Profeta le había indicado, luego volvió. El Profeta r dijo: "¿Acaso está bien venir con el cabello desaliñado, pareciendo un demonio?"
El Profeta, al asemejar a este hombre que tenía el cabello desaliñado con Satán nos muestra la importancia que el Islam le da a tener un aspecto prolijo, limpio y agradable, y cómo desaprueba ser desaliñado y tener un aspecto repulsivo.
El Profeta r siempre tuvo en cuenta el aspecto de sus compañeros, y siempre que veía a un hombre falto de prolijidad y con el cabello despeinado lo criticaba por su apariencia. El Imâm Ahmad y An-Nasâ'i transmitieron que Yâbir t dijo: El Mensajero de Alá r vino a visitarnos, y vio a un hombre que no cuidaba su aspecto y tenía su cabello despeinado, entonces dijo: "¿No podría encontrar algo con que peinar su cabello al menos?"
- TIENE BUENA PRESENCIA
El musulmán correcto cuida su ropa, tiene un aspecto presentable, pero sin caer en la extravagancia. Tiene buen aspecto, y es placentero encontrarse con él, pues no incomoda a las personas con una apariencia descuidada. Siempre verifica su aspecto antes de salir para encontrarse con alguien, y busca siempre la moderación, debido a que el Profeta r así lo hacía cuando salía al encuentro de sus Compañeros o se dirigía a su hogar para ver a su familia.
Dijo el conocido exegeta Coránico Al-Qurtubi respecto a la siguiente aleya:
{Diles [¡Oh, Muhammad!]: ¿Quién os ha prohibido engalanaros y beneficiaros de todo lo bueno que Alá os ha proveído?} [7:32]
Makhûl narró que ‘Â'ishah t dijo: Un grupo de los Sahaba estaba esperando que el Profeta r saliera, entonces él se arregló para salir a su encuentro. Había un recipiente con agua en la casa, y mirando su reflejo en él se acomodó su barba y su cabello. Entonces ‘Â'ishah le preguntó: ¡Mensajero de Alá! ¿Tú también haces eso? Y él respondió: "Sí. Cada vez que un hombre salga al encuentro de sus hermanos que se arregle adecuadamente, pues Alá es hermoso y ama la belleza".
El musulmán hace todo esto de acuerdo con el ideal islámico de moderación, evitando ambos extremos: la exageración y la negligencia. Dice Alá:
{Aquellos que cuando hacen una caridad no dan todo lo que tienen ni tampoco escatiman sino que dan en la justa medida.} [25:67]
El Islam quiere que sus seguidores, y sobre todo sus predicadores (Du‘âh) se destaquen en las reuniones por su buen aspecto. Descuidar la apariencia a tal punto de ser repulsiva ante las personas en nombre del ascetismo y la humildad no es parte del Islam. El Profeta r, que era el ejemplo del ascetismo y la humildad, se vestía decentemente y se presentaba con un aspecto agradable ante todos, ya sea con su familia como con sus compañeros. Consideró vestirse bien y tener un buen aspecto como una demostración de las bendiciones de Alá, dijo:
"Alá ama ver en su siervo las gracias que le ha concedido". Hadîz Hasan transmitido por At-Tirmidhi y Al-Hâkim
Ibn Sa‘d transmitió en At-Tabaqât que Yundub Ibn Makîz t dijo: ‘Siempre que llegaba una delegación que venía para encontrarse con el Mensajero de Alá r, el Profeta r se vestía con su mejor atuendo y le pedía a sus compañeros que hicieran lo mismo. Yo vi al Profeta r el día en que la delegación de Kindah vino a verlo, vestir una prenda yemenita, y Abû Bakr y ‘Umar se vistieron una prenda similar’.
Ibn Al-Mubârak, At-Tabarâni, Al-Hâkim, Al-Baihaqi y otros sabios del Hadiz transmitieron que ‘Umar