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Las actividades económicas de los inmigrantes sirio libaneses provocaron a veces hostilidad por parte de la población local colombiana en las áreas donde se establecieron. Sus rápidos éxitos en el campo del comercio originaron particular resentimiento: “Causa extrañeza ver como prosperan los turcos en Colombia. Llegan al país con sus cajones llenos de baratijas y en poco tiempo hacen fortuna, y de la noche a la mañana son comerciantes al por mayor y adquieren capital considerable.
Articulo de prensa
Otro articulo de prensa, desde Ocaña, se lamentaba en estos términos: “Tenemos actualmente en Ocaña una variadísima colección de turcos que continúan siendo una amenaza terrible para el comercio de la provincia. Estos celos se originaron principalmente entre los pequeños comerciantes. Los demás miembros de la comunidad de los comerciantes ocañeros, defendieron a sus competidores.
Según lo que hemos visto y palpado,
¿Qué causas han determinado los escandalosos ataques de Honda? No la conducta mercantil de los sirios de esa plaza, donde por razones obvias esta establecida la plana mayor de la colonia, con casas y jefes respetados, aquí, en
Seria ciertamente un error exagerar las reacciones locales contra los inmigrantes sirio libaneses porque estos, en general, se adaptaron rápidamente al ambiente colombiano, la mayoría con buen éxito. Dada la naturaleza de sus actividades establecidos, la receptividad hacia los inmigrantes sirio libaneses fue quizás mejor de lo que debía esperarse. No obstante, se les endilgo el infortunado apelativo de “turcos”, y este subsistió como causa de resentimientos y malentendidos. Un inmigrante sirio recordó como habiendo oído llamar así a su hermano. Le agarro el brazo al ofensor y le grito: “Yo turco, tu indio. Otra historia refiere que un niño colombiano recibió una buena paliza al entrar a la tienda de un sirio y preguntar por una tela de color azul turquí. Se dice que aun el Presidente López, quien había nombrado a Gabriel Turbay como Ministro de Relaciones Exteriores, se refería a el como “el Turco”. El vocablo permanece de uso corriente, a pesar de los esfuerzos por demostrar su impropiedad.