Los actos de adoración prescriptos por Dios se relacionan con el ser interior o con el cuerpo. Los que se relacionan con el ser interior son las creencias y sentimientos. Los seres humanos debemos creer en ciertas verdades absolutas, tratadas en los artículos de fe, y este es el aspecto más importante de la adoración. La creencia es la base de lo que uno siente y hace, nuestras acciones y sentimientos se reflejan en nuestras creencias. Si la creencia de una persona es incorrecta o débil, nunca producirá el efecto deseado en sus sentimientos y acciones. Por ejemplo, si una persona incorrectamente cree que Dios ha perdonado sus pecados sólo por su profesión de fe, su creencia no producirá el sentimiento de temor devocional deseado, que debe estar presente en su corazón, ni tampoco esta creencia hará que la persona deje de pecar y realice actos virtuosos.Dios nos ha ordenado tener ciertos sentimientos en nuestros corazones, hacia Dios como así también hacia otros seres de su creación.
Los musulmanes debemos amar a Dios, temerle, respetarlo, confiar en Él y venerarlo, y también debemos amar a nuestros hermanos musulmanes, tenerles clemencia y compasión, amar la virtud y detestar el pecado.Todos estos son considerados actos de adoración del ser interior porque pertenecen en esencia al cumplimiento de los mandamientos de Dios; y por ellos seremos recompensados.