Para que las acciones mundanas puedan ser contadas como actos de adoración que merezcan la recompensa divina, deben cumplirse las siguientes condiciones:
A. Las acciones deben ser acompañadas por una intención benévola. El Mensajero de Dios dijo:
“Las acciones dependen de las intenciones; la persona obtiene una recompensa acorde a su intención.” (Sahih Al-Bujari)
B. Las acciones deben ser legales en sí mismas. Si la acción es algo prohibido,quien la cometa merece castigo y no recompensa. El Mensajero de Dios dijo:“Dios es puro y bueno, y acepta sólo lo que es puro y bueno.” (Sahih Muslim)
C. Los mandamientos de las leyes islámicas deben ser observados en orden de importancia. Se debe evitar el engaño, la opresión y la iniquidad. El Mensajero de Dios dijo:“El que nos engaña no es de los nuestros.” (Sahih Muslim)
D. La acción no debe evitar que la persona desarrolle sus obligaciones religiosas.Dios dice:
“¡Oh, creyentes! Que vuestros bienes y vuestros hijos no os distraigan del recuerdo de Dios.” (Corán 63:9)
Como vemos aquí, el concepto de adoración en el Islam no se restringe al celibato, meditación o reconocimiento de la realidad en la que Dios nos ha creado, tampoco se basa en el mero ritualismo ni desarrollo de ciertas acciones sin espíritu. En cambio el Islam ha combinado lo interno y lo externo y ha
definido la virtud y su recompensa. Ese es el concepto de adoración a través del cual los seres humanos podemos completar el propósito por el cual hemos sido creados. Dios dice en el Corán:
“Por cierto que no he creado a los genios y a los hombres sino para que Me adoren.” (Corán 51:56)