Este honorable Mensajero en el que toda la humanidad debe creer y seguir, es Muhámmad, el Profeta que no sabía leer ni escribir, el sello de los Mensajeros, y el Último Mensajero de Al-láh a la humanidad.
Tanto Moisés como Jesús albriciaron la venida del Profeta Muhámmad. Estas noticias fueron claras en más de 40 versículos del Antiguo y Nuevo Testamento, pero los judíos y los cristianos tergiversaron estos libros.[1]
Este honorable Profeta a quien Al-láh ha enviado como sello de la profecía para toda la humanidad es Muhámmad, el hijo de Abdullah, el nieto de Abdul Muttalib, el Hashimi y Qurashi. Muhámmad fue el hombre más honorable y honesto que vivió jamás en la tierra.Muhámmad, es descendiente del Profeta Ismael, hijo del Profeta Abraham. Nació en La Meca en el año 570 d.C. El momento de su nacimiento fue testigo de muchos eventos milagrosos: esa noche el cielo fue iluminado por una grandiosa luz que fue registrada en los libros de historia, los ídolos adorados por Quraish en La Meca cayeron, el trono de Cosroes rey de Persia fue sacudido y una docena de sus almenas fueron tumbadas.
Incluso el gran fuego que los persas solían adorar se apagó, a pesar de que no se había apagado en los últimos 2000 años.
Estos fueron todos signos y albricias para la gente de que el último de los Profetas había nacido en esa noche, que él destruiría la adoración de ídolos y que llamaría a los árabes, persas y griegos a adorar sólo a Al-láh y seguir Su verdadera religión. Estos signos fueron además una advertencia a esta gente de que si se rehusaban a seguir al último de los Profetas, Al-láh le daría a él y a sus seguidores la victoria sobre los paganos árabes, persas y griegos; y que el Profeta propagaría su religión, que es guía y luz de Al-láh para la humanidad. Y eso fue exactamente lo que sucedió luego del envío del Profeta Muhámmad que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él.
Al-láh dotó a Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, a través de los siguientes favores que lo distinguieron entre sus hermanos, los Profetas anteriores:
Primero: Muhámmad es el sello de los Profetas y no hay ningún Profeta enviado luego de él, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él.
Segundo: Su mensaje es un mensaje universal.Al-láh lo envió a todas las naciones y no a una nación o a un clan en especial. Como el mensaje de Muhámmad está orientado a todas las personas del mundo sin excepción, entonces, quien sea que siga la religión de Muhámmad y lo obedezca tendrá la salvación y encontrará su camino al paraíso, y quien sea que lo desmienta merecerá el Fuego del Infierno. Los judíos y los cristianos también tienen la obligación de seguir a Muhámmad; si lo desmienten, no solamente descreerán de él, sino también de Moisés, Jesús y todos los Profetas. Ya que todos los Profetas que precedieron a Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con ellos, anunciaron su venida, y ordenaron a sus seguidores que creyeran en él.
La religión de Muhámmad, el Islam, es la misma religión que había sido revelada a los Profetas anteriores, excepto que el Islam obtuvo su perfección absoluta durante la misión de Muhámmad, el sello de los Profetas. Consecuentemente, nadie debe adoptar otra religión distinta al Islam, la perfecta religión que sustituye a todas las otras religiones, la religión de la verdad que está protegida.
Respecto al judaísmo y el cristianismo, ambas religiones han sido cambiadas y tergiversadas a lo largo de la historia. Por otro lado, cada musulmán que sigue a Muhámmad es, al mismo tiempo, un seguidor de Moisés, Jesús y los demás Profetas. Asimismo cada incrédulo en el Islam es también incrédulo en Moisés, Jesús y los demás Profetas incluso si pretende ser uno de sus seguidores. Esto explica por qué muchos rabinos judíos y monjes cristianos se apresuraron a acoger el Islam y creer en Muhámmad.
Los historiadores que escribieron la biografía del Profeta Muhámmad estimaron que los milagros que prueban su condición de Profeta suman más de mil. Entre estos milagros estaba el sello de su condición de Profeta entre sus hombros en la forma de lunar componiendo estas palabras: “Muhámmad es el Mensajero de Al-láh”.Uno de sus milagros fue que las nubes le daban sombra adonde quiera que él caminara en el caliente sol de verano, la piedras glorificaban a Al-láh cuando el ponía su mano sobre ellas, los árboles lo saludaban cuando él pasaba. Igualmente él vaticinaba los eventos por suceder en los años venideros, y estos eventos se cumplían. Los eventos aun no sucedidos del oculto, acerca de los cuales el Profeta nos informó están registrados en libros tales como el libro de Ibn Kazir “Al-Nihayah” el libro titulado “Kitab Al-Ajbar Almusha'fi Ashrat As-sa'a” y los capítulos que tratan sobre los signos del Día del Juicio Final en libros de Hadiz (tradiciones del Profeta que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él).
Todos estos milagros son similares a los milagros dados a otros Profetas, pero Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, fue privilegiado con un milagro inmortal y racional con el que ningún Profeta antes que él había sido dotado, este milagro que permanecerá hasta el fin de los tiempos es el “Sagrado Corán”, la palabra de Al-láh.
Al-láh asumió la tarea de custodiar el Corán contra toda clase de cambio o tergiversación. Hay miles de millones de copias del Corán por todo el mundo. Todas estas copias son idénticamente similares. Si alguien trata de cambiar una letra en una palabra Coránica, su acción será evidenciada. En lo que respecta al Antiguo y Nuevo Testamento, cada copia difiere de la otra, porque los judíos y los cristianos cambiaron estos libros y los tergiversaron cuando Al-láh les había confiado custodiarlos. Pero en cuanto al Corán, Al-láh prometió protegerlo de todo cambio humano. Él dijo:
“En verdad Nosotros hemos revelado el Corán y somos Nosotros sus custodios.” (15:9).
[1]Ver el libro de “Al-Yawab Alsahih- liman baddala din AlMassih” (La respuesta correcta a aquellos que tergiversaron la religión revelada al Mesías) por Ibn Taimiah. Ver también el libro de “Hidayaat AlHayarah” (Una guía para los perplejos, por Ibn Alqaim, ver también, el libro de Ibn Hisham “La historia de los profetas”. También “Milagros de la Profecía ” de Ibn Kazir.