Atestiguar que no hay dios sino Al-láh y que Muhámmad es su Mensajero tiene un significado específico que el musulmán debe no solo saber, sino practicar sinceramente. Quien pronuncie este testimonio (shahadah) sin saber su significado, o sin ceñirse a él en su comportamiento no obtendrá nada con pronunciarlo.
Este testimonio significa que no hay nada en la tierra ni en los cielos que merezca ser adorado salvo Al-láh. Al-láh es el Único y Verdadero Dios. Todas las otras deidades son falsas. Y deidad es todo aquello que es adorado.Por lo tanto, quien quiera que adore cualquiera otra deidad que no sea Al-láh es un incrédulo y un idólatra incluso si lo que adora es un Profeta, un santo o un hombre piadoso, bajo el pretexto de que esta deidad será un intercesor ante Al-láh. Los incrédulos, contra quienes el Profeta Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, llevó a cabo una continua lucha, habían usado este falso pretexto para justificar adorar a sus Profetas y hombres piadosos. El favor de Al-láh no puede alcanzarse adorando a otros distintos a Al-láh, sino que solo puede ser alcanzado sirviendo a Al-láh, glorificándolo a Él por Sus nombres y atributos, y haciendo las buenas acciones que Él nos ha ordenado, tales como la oración, la limosna, el ayuno, el esfuerzo por Su causa, la peregrinación, el trato amable a los padres... etc.
La adoración toma distintas formas, y una de ellas es la súplica que significa, pedir algo que nadie más pueda otorgar excepto Al-láh, como la caída de la lluvia, la recuperación de un paciente, el alivio del infortunio, pedir por la salvación del Fuego del Infierno y alcanzar el Paraíso, pedir hijos, la provisión, la felicidad... etc. en todos estos casos y otros similares, uno debe pedir sólo a Al-láh que le conceda tales bendiciones.
Quien le pida a un ser mortal ya sea vivo o muerto que le conceda tales cosas, está de hecho adorando a este ser. Al-láh ordenó a sus servidores suplicarle a Él solamente por lo que fuera que ellos necesitaren, porque la súplica es un acto de adoración y quien lo realice para otro que no sea Al-láh se condenará al infierno:
r dice: Invocadme, que responderé [vuestras súplicas]. Por cierto que quienes, actuando con soberbia, se niegan a adorarme, ingresarán al Infierno humillados”. (40: 60)
Al-láh nos instruyó que los seres mortales a quienes los idólatras le suplican, no tienen poder; ellos no pueden causar daño ni beneficiar a nadie aunque sean Profetas u hombres piadosos:
“Diles: Aquellos que invocáis en lugar de Al-láh no pueden salvaros de ningún mal ni evitarlo”. (17: 56)
El Corán también señala:
È
“Por cierto que en las mezquitas sólo se adora a Aláh, así pues no invoquéis a nada ni a nadie junto con Al-láh”. (72:18)
Ofrecer sacrificios y ofrendas devocionales son actos que deben ser consagrados a Al-láh solamente. Quien ofrezca un sacrificio o haga un voto por un hombre piadoso vivo o fallecido, en honor a un genio o cualquiera otro que Al-láh, se ha convertido en un idólatra.
El Corán señala:
“Diles: Por cierto que mi oración, mi ofrenda, mi vida y mi muerte pertenecen a Al-láh, Señor del Universo, Quien no tiene copartícipes [en la adoración]. Esto es lo que se me ha ordenado creer, y soy el primero [de esta nación] en someterse a Al-láh.” (6:162-163)
El Profeta Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, dijo: “Al-láh maldice a quien ofrezca un sacrificio a otro que Él”. Si una persona dice: “Yo prometo ofrecer un sacrificio si apruebo un examen, o si soy aliviado de una enfermedad.... etc.”. Esta clase de voto es una forma de idolatría, porque los votos deben ser consagrados solamente a Al-láh y a nadie más aparte de Al-láh. El voto correcto en tales casos es decir: “Yo prometo ofrecer un sacrificio a Al-láh que entregaré a los pobres o al necesitado esto y esto, si tengo éxito en el examen, o si soy aliviado de tal enfermedad…”.
Pedir ayuda, refugio e invocar socorro están también dentro de estas formas de actos de adoración. No se debe pedirlos ni dedicarlos a nadie más que a Al-láh. El Sagrado Corán ha indicado:
“Sólo a Ti adoramos y sólo de Ti imploramos amparo”(1: 5).
El Sagrado Corán señala igualmente:
“Di: Me refugio en el Señor de la alborada, del mal que creó”.(113:1–2)
El Profeta Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, dijo: “No me pidan socorro, sino que pídanselo a Al-láhvuestro Señor”. El Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, dijo también: “Si has de pedir algo pídelo sólo a Al-láh, si buscas ayuda, búscala sólo en Al-láh”.
Es permisible para una persona pedir ayuda o apoyo de otra persona,si el asunto por el cual pide ayuda está dentro del alcance de la capacidad humana. Pero si tal asunto está más allá del alcance de la capacidad humana, el hombre no debe pedir ayuda de nadie sino de Al-láh. En todos los casos, está estrictamente prohibido pedir ayuda o socorro de un hombre muerto o de una persona ausente, incluso si éste fuera un profeta, un santo o un ángel.
Respecto a aquellos que pretenden conocer el oculto o prever el futuro, son incrédulos y mentirosos flagrantes. Incluso si lo que predicen sucede por casualidad.El Imám Ahmad y Al-Hakim relataron que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, dijo: “Quien vaya donde un adivino y crea en lo que él dice, ha descreído de lo que ha sido revelado a Muhámmad”.
La confianza, la entrega “Tawakul”, y la esperanza (Raya’) están también entre estas formas de adoración. El hombre no debe nunca depositar su confianza en nadie excepto Al-láh. Es reprochable que muchos de aquellos que pertenecen al Islam aún cometan actos de idolatría e invoquen a otros distintos a Al-láh. Algunos hacen súplicas a hombres que consideran grandiosos, otros circunvalan las tumbas de hombres piadosos muertos invocándolos por ayuda o para obtener sus necesidades. No hay duda de que esto es una forma de idolatría y quien sea que cometa tal acción no es musulmán, incluso si pronuncia el testimonio del Islam y cumple con los deberes fundamentales del Islam.Al-láh señaló en el Corán:
“Por cierto que se te ha revelado [¡Oh, Muhámmad!], y también a los [Profetas] que te precedieron, que si atribuyes copartícipes [en la adoración] a Al-láh tus obras se malograrán y te contarás entre los perdedores”. (39: 65)
El Corán dice también:
“A quien atribuya copartícipes [en la adoración] a Aláh, Él le vedará el Paraíso y su morada será el Infierno. Los injustos jamás tendrán auxiliadores”. (5:72)
Al-láh le ordenó a Su Profeta Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, decirle a los pueblos:
“Diles: Yo no soy más que un hombre a quien se le ha revelado que sólo debéis adorar a Aláh, vuestra única divinidad; así pues, el que espere el encuentro con su Señor que actúe con rectitud y que al adorar a su Señorno Le asocie a nadie”. (18: 110)
Algunas personas fueron engañadas por los sabios del mal y del desvío que tienen conocimiento en algunas ramas de la religión, pero ignoran absolutamente “el principio básico de la fe, que es el Tawhid o Unicidad, monoteísmo de Al-láh”.
Usando interpretaciones desviadas, falsas tradiciones imputadas al Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, engañados por el ego, sueños satánicos y otras formas de engaño, esos desviados pretenden llamar a la gente a creer en la intercesión de hombres piadosos pero en realidad invitan a la idolatría por todos los medios siguiendo ciegamente a sus ancestros y adoptando el mismo comportamiento de idólatras antiguos.
La forma de acercarnos a Al-láh, buscar su intercesión, está mencionada en el Corán de la siguiente manera:
“¡Oh, creyentes! Temed a Al-láh y buscad acercaros a Él” (5:35)
Los medios de aproximación que nos son ordenados buscar son bien conocidos. Ellos consisten en hacer buenas obras, creer en la Unicidad de Al-láh, ofrecer la oración, pagar el Zakat, ayunar durante el mes de Ramadán, hacer la peregrinación y esforzarse por la causa de Al-láh.
Invocar a los hombres muertos en tiempos de aflicción y angustia no tiene nada que ver con los medios de aproximarse a Al-láh, está en contra de estos medios y contrario a la fe básica del Islam, el “Tawhid” o creencia en la Unicidad de Al-láh.
Es cierto que los Profetas, los hombres piadosos y algunos otros musulmanes serán conferidos con el favor de interceder por otros, pero ellos jamás tendrían tal favor si no fuera por la voluntad de Al-láh. La intercesión es una prerrogativa divina exclusiva. Nadie puede interceder jamás por otro excepto por la voluntad de Al-láh. Por lo tanto, un verdadero monoteísta nunca invoca a los muertos por intercesión, porque un muerto nunca puede remover un daño o traer un beneficio, en todo caso el verdadero musulmán invoca a Al-láh diciendo: “Oh Al-láh, te ruego me concedas la intercesión de Tu Profeta y los hombres piadosos”.
Al-láh dijo en el Sagrado Corán:
“Diles: Al-láh es Quien autoriza toda intercesión. A Él pertenece el reino de los cielos y la Tierra ; y por cierto que ante Él compareceréis”. (39: 44)
Tomar las tumbas como lugares de culto, encender luminarias o velas sobre ellas, construir edificaciones, enyesarlas, decorarlas con cortinas, o hacer oraciones sobre ellas, todas estas acciones son innovaciones y fueron estrictamente prohibidas por el Profeta, que la paz y las bendiciones deAl-láh sean con él.
La gente ignorante que circunda la tumbas de Al-Badawi y Sayaidah Zeinab en Egipto, Al-Yailani y de los así llamados descendientes notables delProfeta en Nayaf, Karbala y otras ciudades de Iraq, y rondan otras tumbas en otros lugares, cometen idolatría flagrante porque creen que esos cuerpos enterrados tienen la habilidad de traerles beneficios o protegerlos de los perjuicios.
Tales personas son idólatras, aunque pretendan ser musulmanes y hagan lo que los musulmanes al realizar oraciones, rezar, ayunar y peregrinar a La Meca.
Para ser un verdadero monoteísta, no es suficiente decir “no hay dios sino Al-láh y Muhámmad es Su Mensajero” sino que, es esencial para el musulmán conocer el significado de este testimonio y comportase de acuerdo con ello.
En cuanto a los no musulmanes que quieren ingresar al Islam, es suficiente para ellos pronunciar primero el testimonio del Islam. Al hacer esto se vuelven musulmanes mientras que no se comporten en forma contraria a los principios o nieguen alguno de sus principios luego de haberlos conocido correctamente.
Los Profetas y los piadosos[1], son inocentes de los actos idólatras de aquellos que los invocan a ellos o les piden su ayuda, ya que ellos saben que Al-láh envió a Sus Profetas y Mensajeros para llamar a la gente a la adoración exclusiva de Al-láh y a abandonar la adoración de todos los seres creados, incluso si fueran Profetas u hombres piadosos.
La forma en la que un verdadero musulmán puede mostrar su amor y afecto por los Profetas y los hombres piadosos es siguiendo su buen ejemplo, tomándolos como modelos en sus acciones y comportamiento. Es un deber religioso para cada musulmán amar a los Profetas y hombres piadosos, pero no se debe nunca adorarlos. Como musulmanes creemos que se debe amar al Profeta Muhámmad, que la paz y las bendiciones deAl-láh sean con él, más que a uno mismo, a la familia, a los hijos y toda la gente en general.
[1] Los hombres piadosos o en castellano los mal llamados: “santos” , en árabe se los denomina : Wali o Awliah (en plural), son los monoteístas, que adoran solo a Al-láh y obedecen sus órdenes, siguen al Profeta Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, en su Sunnah. Algunos de ellos fueron reconocidos por su erudición y conocimiento de las ciencias islámicas, y otros no fueron reconocidos por la gente. Ninguno de ellos se complace con que la gente los santifique y los tome como intercesores ante Al-láh. Los verdaderos Wali, amigos de Al-láh o hombres piadosos, no se llaman a sí mismos de esa manera, ni sienten que lo son, sino que con plena humildad se consideran creyentes incompletos, ni llevan una vestimenta que los distinga, salvo que siguen la Sunnah del Profeta Muhámmad, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él. Todo musulmán que cree y obra rectamente es de alguna manera y en cierta medida un amigo de Al-láh acorde a su piedad y buenas obras. De esta manera se hace evidente que aquellos que se dicen a sí mismos amigos de Allah (awliah) y visten ropas distintivas para que la gente los engrandezca y los santifique, no son auténticos amigos de Al-láh, sino que son farsantes.