Es obligatoria la fe en que Alá Glorificado sea hizo descender Escrituras a Sus profetas y mensajeros para que propagaran la verdad e invitaran a ella. Tal como dice el Altísimo:
“Por cierto que enviamos a nuestros Mensajeros con las pruebas evidentes e hicimos descender con ellos el Libro y la balanza de la justicia para que los hombres sean equitativos...” (57:25)
Y el Altísimo dice:
“Era la humanidad una sola comunidad, y envió Alá a los Profetas albriciadores y amonestadores, y les reveló los Libros Sagrados con la Verdad para que juzgaran entre los hombres acerca de lo que discrepaban...” (2:213)
Creemos así mismo de manera detallada en todos los libros mencionados por Alá, entre ellos la Tora, el Evangelio (Inyil), los Salmos (Az-Zabur), y el Corán que es el sello y mejor de ellos, es el certificador, y verificador de ellos.
Es obligatorio para toda la nación Islámica seguir el Corán así como lo verídico de la Sunnah del Mensajero de Alá r porque Alá envió a Su Mensajero Muhammad r como profeta para ambos genios y humanos, y hizo descender el Corán para que juzguen entre sí con él, y como medicina para las aflicciones del pecho, y como clara evidencia de todas las cosas, y guía y misericordia para los creyentes.
Como dice el Altísimo:
“Y éste [el Corán] es un Libro bendito que hemos revelado para que os atengáis a sus preceptos y os guardéis [con él de la incredulidad], que así se os tendrá clemencia”. (6:155)
Y dice Glorificado sea:
“...Hemos hecho que te descendiera a ti el Libro que es una aclaración para cada cosa y guía, misericordia y albricias para los que se someten”. (16:89)
Y dijo el Altísimo:
“Di: ¡Oh, hombres! Ciertamente soy el Mensajero de Alá para todos vosotros. A Él pertenece el reino de los cielos y de la Tierra; no hay más divinidad que Él, da la vida y la muerte; creed pues, en Alá y en Su Mensajero y Profeta iletrado, quien cree en Alá y en Sus palabras [todos los Libros revelados anteriormente], y seguidle, pues así os encaminaréis”. (7:158)
Siendo los versículos sobre este tema innumerables.
Abdur-Rahmán A. Al-Sheha