La expansión árabe
A la muerte de Mahoma (632) el gobierno civil y religioso fue ejercido por los Califas (sucesores) elegidos entre sus parientes. Los cuatro primeros Califas consolidaron la unificación de las tribus mediante el sometimiento de los beduinos e iniciaron la expansión con la conquista impetuosa de territorios de los imperios Bizantino y Persa.
Las conquistas árabes fueron vertiginosas, en solo 10 años del 632 al 642, conquistaron Siria, Palestina y Egipto del Imperio Bizantino; Irán y Mesopotamia del Imperio Persa; mas tarde del 643 al 732, los ejércitos árabes fanatizados y valientes, como una tromba incontenible, se apoderaron del Norte de África y al mando de Tarik cruzaron el estrecho de Gibraltar e invadieron el reino Visigodo de España; solo fueron detenidos por los Francos en la batalla de Poitiers en 732; al Oriente avanzaron en la misma forma violenta sobre Armenia, Turquestan y Afganistán. En menos de cien años el Islam había dominado territorios tan extenso como el Imperio Romano y ejercido su influencia política y cultural en el mundo conocido.
Etapas del esplendor islámico
Etapa de los Califas.
Los cuatro primeros Califas fueron elegidos entre los pariente de Mahoma, gobernaron del 632 al 661, Abubakr, Omar, Otman y Alí, iniciaron la conquista de los territorios tribales y expandieron su religión en todo el medio oriente. El mas famoso de los Califas fue Omar; el último Alí, yerno de Mahoma, fue asesinado.
Etapa de los Omeya
A la muerte de Alí, asumió el poder Muawiya el Omeya en 661, quien traslado la capital a Damasco en Siria, que se convirtió en una hermosa y culta ciudad; las conquistas de los Omeya sucesores de Muawiya, se extendieron por Turquestan e Irán hasta más allá del mar Caspio. En 750 fue asesinado el último de los Omeya.
Etapa de los Abbasies
Elegido Califa Abbul – Abbas, descendiente de un tío de Mahoma apareció la dinastía de los Abbasies apoyada por los iranios e iraquíes; se traslado la capital a Bagdad, ciudad que se convirtió en metrópoli comercial y centro cultural del Islam. Bajo el gobierno de Harem al- Rachid el imperio Abatida alcanzo el máximo esplendor (768-809). Hacia el siglo X empieza a quebrantarse la unidad: en España se funda el Califato de Córdoba con autonomía política; en Egipto se funda el Califato del Cairo, también independiente y en el Oriente aparecen varios Emiratos o reinos independientes. El poder de los Abatidas se concentra en Bagdad.
Etapa de la decadencia (Siglo XI a XV)
El califato de Córdoba decae ante la continua lucha contra los cristianos y termina con la toma de Granada por los Reyes Católicos. Los turcos Slyúcidas invadieron en olas sucesivas el Califato de Bagdad y aunque se convirtieron al Islam impusieron nuevas formas de gobierno militar; el sultanato o gobierno de los sultanes, jefes más militares que religiosos, la orientación del Imperio cambia radicalmente.
Organización social
En todos los campos de la actividad humana influyo poderosamente el Islam, en la organización política, los califas y posteriormente los sultanes fueron soberanos absolutos, con la plenitud de la autoridad; nombraban a los emires para las provincias y a los cadis para la aplicación de la justicia; la estratificaron social consistía en varios estamentos: los musulmanes o adeptos que ocupaban los altos cargos del estado y el ejercito y eran dueños de las tierras; los conversos, gentes de las provincias convertidos al Islam, poseedores de rebaños, pequeños comerciantes; los infieles cristianos y judíos, que tenían que pagar impuestos y servir a los demás. Los paganos que no profesaban religión monoteísta eran perseguidos.
Organización económica
La economía de subsistencia fue la base, en la agricultura, dada las condiciones del territorio, emplearon el regadío artificial y el cultivo en terrazas; la ganadería de pastoreo de cabras, ovejas y camellos; en la cría de caballos de guerra se tomaron en expertos; explotaron las minas y desarrollaron algunas industrias especialmente en tejido de telas y alfombras; pero la gran actividad árabe fue el comercio, las caravanas de camellos cubrían inmensas distancias por los desiertos de arena y los barcos árabes cruzaban airosos. Los mares Mediterráneo, Rojo, de Omán, Caspio y Aral; las mercancías iban desde Europa hasta el Lejano Oriente y en el sentido inverso.