Las enseñanzas del Profeta r sobre recitar el Corán[1]
– Solía recitar lenta y pausadamente, sin prisa, pero con pronunciación distintiva de cada letra.
– Solía empezar su recitación buscando refugio en Allah de Satán, diciendo: “A`udhu billaahi minash-shaitaanir-rayim” (busco refugió en Allah de Satán, el rechazado)
En ocasiones diría: “Oh Señor, busco refugio en Ti de Satán, el rechazado, de su sugestión, su susurro y su aliento.”[3]
– Solía recitar el Corán de pie, sentado o recostado, con el wudhu' o sin él. Nada le impedía recitarlo excepto el estado de impureza mayor a causa de la actividad sexual.
– Solía recitar deteniéndose al final de cada versículo, y solía recitar una surah tan lentamente que parecía más larga de lo que realmente era.
– Solía entonar la voz cuando recitaba el Corán, y decía: “No es de nosotros quien no recita melodiosamente el Corán”[4]. También decía: “Embellezcan el Corán con sus voces”.[5]
– Solía alargar la pronunciación de las vocales extendidas “madd”, por ejemplo, extendía las palabras “ar-Rahmaaaan” (el Enteramente Misericordioso) y “ar- Rahiiiiim” (el Especialmente Misericordioso).
– Al Profeta r le gustaba oír el Corán recitado por alguien más distinto a él mismo.
– Cuando durante la recitación llegaba a un versículo saydah (de prosternación), solía decir: “Aláhu akbar” y se prosternaba.[6] Durante su prosternación solía decir: “Mi rostro se ha prosternado ante quien lo creó, lo formó y le dio su oído y su vista a través de Su fortaleza y poder”.[7] Podía decir: “Oh Señor, por esta prosternación remueve de mi un pecado, registra para mí una recompensa y guárdala Contigo y acéptala como la aceptaste de Tu servidor, (el profeta) David”.[8] No decía: “Aláhu akbar” cuando se levantaba de su prosternación, ni recitaba nunca el tashahhud después de ella ni el salám.