El renovador de la Religión
Con el nombre de Alzagel es conocido de los autores cristianos uno de los espíritus máximos del islamismo, parangonable con Santo Tomas de Aquino, compilador y sistematizador como Al-Axari del saber religioso, en su Libro de la revivificación de las ciencias religiosas, acertó a conciliar la fe con la razón y con la intuición mística. Su nombre verdadero era Abu Hamid Muhammad al- Gazzali (1059 – IIII), y su patria, el Jorasán. Espíritu inquieto, ávido de conocimientos religiosos, estuvo en contacto con batines, zahoríes y ateos con objeto de conocer los motivos de sus posturas respectivas.
Renovó el sufismo con premisas originales, estableciendo la necesidad de la penitencia para lograr la pureza de corazón, y recomendando el examen de conciencia diario. La meditación constituye, según Al-Gazzali, el alimento más sustancioso de la vida espiritual. El ayuno, el silencio y el retito acercan a Dios; la mayor expresión de este acercamiento es el éxtasis místico. Si no fuera por el dogma de la Trinidad y por negar la misión divina de Mahoma llega a decir Al-Gazzali el cristianismo se hallaría en posesión absoluta de la verdad. Los musulmanes solían tener a los cristianos por “politeístas “y a veces les llamaban así, a causa del dogma de la Trinidad.
He aquí un fragmento del Libro de la revivificación que permitirá atisbar el bello estilo de Al-Gazzali:
“El esclavo de Dios que para su propia salvación cuenta con el viento se asemeja a aquel que, conducido al patíbulo e indultado por el rey con un rescripto suyo, se puso a pensar en la tinta, el pergamino y la pluma con que se había redactado la orden, y dijo: Si no hubiese sido por la pluma, no me hubiese librado de esta, haciendo ¡oh ignorancia extrema! Derivar su salvación de la pluma y no de quien la puso en movimiento; mientras que quien sabe que la pluma no tiene ningún poder en si y es un simple instrumento en las manos de quien escribe, no la tiene en cuenta y da las gracias tan solo al escribiente; pues, la alegría de la salvación y el reconocimiento para con el rey y el escribiente hacen que no se acuerde siquiera de la pluma, la tinta, ni el tintero. Ahora bien, el sol, la luna las estrellas, la lluvias, las nubes, la tierra y todos los seres animados e inanimados están manipulados por la mano de la Omnipotencia, del mismo modo que la pluma lo está por la del escribiente...”.